Capítulo 1: La curiosidad mató al gato

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-¡Creo que dejé un pulmón en el camino!-. Grité mientras que seguía a Alexander, quien corría velozmente y me tenía tomada de la mano todavía.

-¡MUÉVETE!-. Me gritó desesperado mientras miraba sobre su hombro para ver a quienes nos seguían.

-¡NO ME GRITES, YO HAGO LO QUE ME DA LA MALDITA GANA!-. JA, él creía que porque me conocía de hacía unos 15 minutos podía gritarme como si fuera mi madre.

Me volteé como él lo había hecho segundos antes y a lo lejos pude divisar a los encapuchados, nos estaban buscando pero no sabían dónde estábamos hasta que al muy genio del ser que tenía a mi lado se le ocurrió gritar de nuevo.

-¡LEAH MUEVE TU GORDO TRASERO!-. Mi trasero no es gordo, MI TRASERO ES PERFECTO.

-¿Tenías que gritar?-. Reclamé mientras que me frenaba a respirar.

-¡A nadie le importa Leah, vámonos!-. Me contestó mientras que jalaba mi brazo para que corriéramos de nuevo, claro que me resistí.

Te JO-DIS-TE Alexander Jensen, no voy a correr más.

Debería ponerle nombres a los encapuchados, que el más alto sea Glover, el más bajito Chuck y el rechoncho Bill. Saben, Sólo para identificarlos.

Alexander suspiró y me miro achicando los ojos.

-¿Tendrás una bazuca por casualidad?-. Preguntó ladeando la cabeza.

-No ¿Qué crees?-. Me resultaba estúpido que me preguntara eso.

-No perdía nada preguntando-. Dijo el volteándose a ver como Chuck, Glover y Bill se acercaban.

Sacó unos guantes de motociclista probablemente de cuero de sus bolsillos y se los comenzó a poner.

-¿Qué vas a hacer?-. Pregunté algo alterada por su actitud y porque ya esas cosas negras se acercaban. Oh no. OH NO.

-Va a tener que ser a la antigua entonces-. Alexander sacó un cuchillo de una de sus botas y lo giró entre sus dedos, ¿Acaso nadie nos había visto?, ¿La gente era ciega?.

Bill llegó primero y los dos restantes se quedaron mirando fijamente a Alexander un poco más distanciados. Éste tomo a Bill por los hombros y le enterró el cuchillo en el pecho, el encapuchado cayó al suelo y se fue evaporando como humo, que asco.

Miré a mi alrededor y me di cuenta de que los otros dos no estaban. Empecé a retroceder lentamente y entonces vi como el encapuchado bajito, Chuck, se acercaba desde la espalda de Alexander.

-¡Cuidado, Chuck a tu espalda!-. Dije mientras señalaba al pequeño encapuchado que venia por atrás de Alexander. No estaba en mis planes terminar secuestrada por unos desconocidos, aunque, pensándolo bien, Alexander podía estar haciendo lo mismo, quizás era un psicópata esquizofrénico pero, qué mas da, al menos es lindo.
Pretendamos que nunca dije eso.

-¿Quién es Chuck?-.El volteó a donde señalaba y el encapuchado que ya estaba detrás de él impactó un puño en su cara.

Se lo advertí. Aunque quizás, sólo quizás, debí decirle quién era Chuck, SÓLO QUIZÁS.

Alexander se recuperó del ataque rápidamente y peleaba ágilmente contra el encapuchado, lanzando cuchilladas a diestra y siniestra mientras que el otro lo esquivaba y de vez en cuando trataba de golpearlo.

Miré a mi alrededor y me di cuenta de que el tercer encapuchado faltaba, ¡oh, mierda!

Sentí como repentinamente una mano me cubría la boca impidiéndome gritar y otra me sujetaba los brazos y el torso para inmovilizarme, entré en pánico por un momento y me empecé a retorcer para tratar de zafarme del agarre de quien me sujetaba. Fue entonces cuando el sujeto trató de llevarme a rastras de ahí que empecé a gritar como si no hubiese un mañana intentando llamar la atención de Alexander, aunque mis gritos fuesen sofocados por la mano en mi boca, eran audibles, y el chico se dio la vuelta el tiempo suficiente para entender que sucedía.

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⏰ Última actualización: Oct 03, 2015 ⏰

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