9- Recordar es coincidencia

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La estabilidad estaba por desaparecer,
hubo un abrazo muy fuerte,
lágrimas de dolor.

La angustia se estableció en sus ojos,
al pujar la melancolía se negaba a cortar el cordón umbilical.
Con la misma cuchilla que cortó la unión de madres e hijos, lograron cortar una vez más empero la melancolía se quedó en los ojos del bebé.

Su madre al quedarse sin melancolía se quedó sin amor
se quedó con un vacío que ni los ojos color miel, color atardecer y color lluvia que obtuvo sus ojos al pasar los meses pudo llenar.

Fue cuestión de meses para que la madre estuviera con la misma partera y la misma cuchilla, aunque está vez ya no existía angustia.

Después de entregarle su cuerpo a un solo hombre por tantos años, de darle todo lo que le pertenecía más allá del existencialismo, para que ese hombre no pensara en ella ni en sus hijos, sino en otra mujer que también daría a "luz".

Entonces la madre volvió en sí, se dió cuenta que no sentia dolor ni angustia porque todo se lo entregó.
Entonces cayó en cuenta que no podía darle nada más, no por qué ella no quisiera, si no porque también debía entregarle algo a la vida...

Y en una tierra calurosa empezó a llover,
el niño con los ojos color lluvia busco el regazo de su madre como hacía cada noche.
Sin embargo está vez el único calor que pudo percibir de su madre fue en el frío suelo debajo de su ataúd.

POEMAS DE MIS ADENTROSWhere stories live. Discover now