Sirius Orion Black

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A las 6:40 Severus ya estaba saliendo de la chimenea del ministerio dirigiéndose nuevamente hacia la recepción donde la misma bruja de ayer lo atendió con una sonrisa.

—Veo que si aceptó el trabajo, Doctor Prince— fueron las primeras palabras que salieron de los labios de la joven bruja

—¿Disculpe?— aquellas palabras desconcertaron a Severus que la miró con una ceja alzada

—Sí. Por todo el Ministerio están circulando apuestas de cuánto dura el nuevo Medimago de Sirius Black

"Si que los chismes corren rápido por aquí" fue el pensamiento de Severus, algo que lo incómodo pues no parecía que la privacidad fuera un concepto que conocieran en este lugar.

—¿Le cuento algo?— la recepcionista se inclinó levemente hacia el mostrador haciendo que Severus elevara una ceja en un perfecto arco —La medimaga que estuvo antes que usted, terminó en San Mungo, dicen, que Black corrompió su mente volviéndola loca.

A Severus le pareció un rumor tonto, ¿qué clase de psicólogo y psiquiatra mágico se dejaría manipular por un recluso?
Chasqueó la lengua y negó.

—Entonces aquella madimaga no estaba capacitada— dijo sin más, con un semblante frío algo que hizo estremecer a la joven

—Es lo mismo que yo digo. En fin— después de aquella charla tonta según Severus, la recepcionista sacó una pequeña ficha —Así está perfecto, no se mueva.

Y después de esas palabras un flash agudizó las pupilas de Severus quien parpadeó aturdido por la repentina luz.
Segundos después la bruja deslizó un gafete dorado en el mostrador y le sonrió a Severus.

—Su gafete, Doctor

Severus lo tomo y y lo engancho en su saco, miro una vez más a la bruja y asintió en forma de agradecimiento, segundos después comenzó a dirigirse hacia el elevador que lo llevaría a su nuevo lugar de trabajo donde seguramente Spring ya lo estaba esperando.

—¡Soy Cady Merrisson!

Escucho detrás de él, rodó los ojos por la exagerante alegría que rodeaba a la chica.

Cuando llego al Departamento de Control de Prisioneros Mágicos de Azkaban, bajo del elevador viendo que Spring ya lo estaba esperando y a su lado lo acompañaba una chica de cabello castaño y definidos rulos.

—¡Doctor Prince! ¡Bienvenido!— saludó alegremente el viejo mago

Ambos hombres, uno más joven que el otro, estrecharon sus manos en un formal saludo.
Severus miro a la chica quien le sonrió e igual estrecharon las manos.

—Ella es la señorita Marcia Williams— la nombrada levantó el mentón, acción que le pareció patética al Prince— Será tu asistente a partir de hoy, te ayudará a todo lo que necesites, sin embargo , solo será dentro del ministerio. Azkaban será solo asunto suyo, Doctor Prince.

Severus Prince asintió, claro que sabía eso, una pequeña chica inexperta no podría pisar un lugar como Azkaban, una mente demasiado débil para un lugar tan sadico y sanguinario.

—Señorita Williams, la bata del Doctor— ante las palabras del director del departamento la chica se sobresaltó y extendió la tela blanca que tenía en su antebrazo.

La joven bruja se fue a la espalda de Severus y le pidió que su pusiera la bata. Severus sintiendo el ego alto dejo que la joven se la pusiera.

Se miro a sí mismo, tener una bata blanca era una sensación inexplicable. Ama aquello.
Después de ello se acomodó mejor su bata y siguió a Spring, detrás de ellos venía Williams. El Director del Departamento lo estaba llevando hacia la que sería su oficina.

𝐄𝐥 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐮𝐦𝐢𝐬𝐦𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫 (Snirius) Where stories live. Discover now