12.- Cita

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  Carina

—Así que, ¿profesor de literatura? —mi hermana mayor, Antonella, observa a Alessandro con interés.

—Sí —él sonríe con naturalidad —llevo apenas unos meses en la universidad de Milán, tuve suerte de conseguir un puesto, planeo quedarme unos meses antes de explorar nuevas opciones.

Me lanza una mirada de reojo y me tengo que obligar a sonreír, estamos reunidos alrededor de la mesa del comedor de la casa principal, todos mis hermanos ya se encuentran aquí, lo que resulta casi agobiante, quiero decir, no parece que Alessandro tenga algún problema con mi familia pero yo no puedo estar tranquila pensando que en algún momento alguien se dará cuenta de que estamos mintiéndoles a la cara.

—Me pareció verte en la gala el otro día —Jacob entrecierra los ojos —aunque no estuvieron mucho tiempo, ¿cierto?

—Solo fui como acompañante de un buen amigo, Dave Ricci, fue gracias a él que nos reencontramos y la noche de la gala, mi asistencia fue solo por motivos de trabajo. Nos gusta mantener lo profesional alejado de nuestra vida privada.

—Uh, pues vaya que nos engañaste a todos —continúa Jacob —son buenos guardando secretos.

Alessandro se ríe levemente.

—Queremos hacer las cosas con calma, ¿verdad, Cari? —su mano abandona la copa para colocarla sobre mi rodilla —ambos estamos de acuerdo con que debemos tomarnos el tiempo e ir lento, las cosas apresuradas siempre terminan mal.

—Bueno, bueno, creo que han sido suficientes preguntas —mamá se incorpora y le agradezco su intervención —dejémoslos tranquilos, creo que tienen cosas mejores que hacer.

—Sí, dejen de ser chismosos en la vida de los demás —objeto con una sonrisa falsa —¿no tienen una despedida de soltero que atender?

Jacob chasquea la lengua mientras se incorpora, Marcella a su lado se ríe y me lanza una mirada divertida.

—Supongo que formarás parte del grupo de chicos, ¿cierto? —inquiere mi hermano hacia mi "novio" —no puedes decepcionarnos.

—Por supuesto —Alessandro da un corto asentimiento antes de mirarme —si no tienes problema, claro.

—En lo absoluto, no pienso retenerte de tener un momento divertido.

Todos en la mesa terminan por incorporarse, hemos acabado con el almuerzo y agradezco que decidan dejarnos en paz luego de largos minutos de preguntas. Mi padre está con mi tío Antoni y el tío Franco de pesca, así que llegarían esta noche, hasta entonces, creo que puedo tener un gran momento de tranquilidad.

—¿Qué tal lo hice? —Alessandro me cuestiona casi en un susurro cuando estamos en las escaleras.

—Realmente tienes dotes de actuación fantásticos —confieso —estoy impresionada, tengo que admitirlo.

—Supongo que he ganado la apuesta, ¿no crees?

—Aún no conoces al resto de la familia, no cantes victoria antes de tiempo.

El sonido de su risa me hace mirarlo, tiene una sonrisa divertida en los labios mientras camina a mi costado con las manos escondidas en los bolsillos.

—Creo que solo no quieres admitir que te he ganado —insiste —¿tienes miedo de que reclame mi premio?

—¿Por qué tendría miedo? —me detengo cuando llegamos al piso superior —si pierdo, que aún no es el caso, no será mi primera vez, recuerda...estás hablando con una mujer de casino.

—A ver si sigues manteniendo la misma idea cuando al fin te gane —me dedica un guiño y tengo que retener el impulso de golpearlo porque nunca sabes cuando alguien está mirando.

Un desastre a primera vistaWhere stories live. Discover now