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ENERO

Con el fin de la locura de las fiestas de fin de año, Valentina agradeció un poco de tiempo para concentrarse en el guión. Ya lo había leído varias veces, incluso añadiendo sus comentarios sobre las cosas que deberían cambiar. A Valentina también le encantó la idea de que fuera una película al estilo Hallmark ambientada en un pueblo pequeño. Golden sería la ubicación perfecta para la película. Ahora Valentina solo tenía que encontrar el elenco y el equipo adecuado para dar vida a la película. Sencillo.

Sí, claro.

Su vida era cualquier cosa menos simple en estos días. Juliana estaba embarazada de doce semanas y estaba lidiando con todos los síntomas que acompañaban al embarazo. Las náuseas matutinas, los dolores de espalda y correr al baño parecían ser su nueva normalidad y Valentina deseaba poder ayudarla. Valentina intentó hacer todo lo que pudo, pero no había mucho en lo que pudiera ayudar, lo que la hacía sentir impotente. Al menos habían desarrollado una rutina nocturna de masajes de espalda y pies para Juliana, seguidos de frotar loción en su estómago cada vez más grande. Ayudaba a Valentina a sentirse más involucrada con el embarazo de lo que esperaba.

Y luego estaba Olivia. Era la misma de siempre. Olivia incluso le había dicho a toda la escuela que sería la hermana mayor de dos bebés cuando regresó a la escuela después de las vacaciones. Sería la mejor hermana mayor; Valentina no tenía ninguna duda al respecto.

Los días que Juliana trabajaba, Valentina solía pasar el día sola en el tranquilo apartamento trabajando en su guión. Pero en días como hoy, cuando Juliana estaba libre, limpiaba la casa y atendía a Juliana. La estresaba a gran manera ya que necesitaba concentrarse y avanzar, pero estar ahí para su esposa y sus bebés valía la pena.

Juliana debió de intuir que Valentina necesitaba un descanso lejos de la casa. Se acercó por detrás de Valentina mientras lavaba los platos y le rodeó la cintura con los brazos. Valentina podía sentir su estómago presionándose contra su espalda mientras Juliana apoyaba su barbilla en el hombro de Valentina.

—¿Por qué no me dejas hacer eso?—

—No te preocupes, yo lo hago—.

—Sé que lo puedes hacer, pero no estoy indefensa. Solo estoy embarazada—.

Valentina se limpió las manos en el paño de cocina cercano y se dio la vuelta en los brazos de Juliana.

—Pensé que era lo mismo—.

—Ja, ja—.

—Solo estoy bromeando—. Valentina la besó, memorizando la nueva forma en que sus cuerpos encajaban. Puso las manos sobre el estómago de Juliana. —¿Cómo te sientes hoy?

—Estoy bien. Cansada, pero bien. Creo que los masajes y el yoga ayudan—.

—Eso es bueno—.

—Sabes, nos cuidas muy bien a Olivia, a mí y a los bebés. ¿Sabes qué necesitas? —

—¿Sexo? —

Ambas se rieron. —Pensé  que se suponía que yo sería la más cachonda durante el embarazo, no tú—.

—¿Qué puedo decir? Síntomas empáticos—.

Juliana puso los ojos en blanco. —Iba a decir que creo que necesitas un día fuera de casa. Llama a Eva o a alguien y ve a pasar el rato y ve a tomar algo—.

—Estoy feliz de quedarme aquí contigo—.

—Sé que lo eres, y te amo por eso—.

Valentina entrecerró los ojos y miró a Juliana. —¿Por qué siento que hay un pero luego de eso? —

Mi HogarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora