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Después del primer mes podía afirmar que mi relación secreta con Chifuyu quizá no estaba yendo tan bien como yo esperaba. O tal vez era yo quien no lo estaba llevando tan bien. Porque, algo que quizá no había tenido en cuenta es que una relación secreta lleva implícito precisamente eso; que nadie lo sepa. Por lo que debía aguantar ver a Chifuyu constantemente en las reuniones de la Toman y desear agarrarle la mano, abrazarle y besarle sin poder hacerlo. Pero el problema real venía cuando quedábamos los dos y aparecía Baji. No podíamos hacer como si algo hubiese cambiado porque sospecharía, y eso era algo que Chifuyu no quería, pero eso hacía que como mucho pudiéramos vernos a solas una o dos veces a la semana, que si a eso le sumabas el hecho de que ninguno de los dos solía tener la casa sola, daba como resultado que en el primer mes nos hubiésemos dado un total de dos besos sin tener en cuenta los que nos habíamos dado el primer día.

Lo que se resumía en que, ser novio de Chifuyu era como ser un amigo al que de vez en cuando le daba un beso, vamos, que noviar con él era lo mismo que ser amigo de Sanzu.

Supongo que él también era consciente de esto, porque de vez en cuando decidía darme algunas muestras de cariño que, aunque no hubiesen llamado la atención si saliesen de alguien como Baji o incluso de mí, si eran atípicas en él.

- Se te están pegando sus extrañas manías. – le dijo un día Takemichi cuando le vio pasarme un brazo por la cintura.

Ese pequeño comentario hizo que saltasen todas las alarmas de Baji quien hasta el momento a pesar de tenerlo frente a sus narices todo el tiempo no parecía haberse dado ni cuenta. Aprovechó para abordarme un día del segundo mes que habíamos quedado en su casa para jugar a videojuegos y Chifuyu tuvo que irse antes porque su madre le había mandado recoger unos encargos. Recordaré toda mi vida la mirada de pantera acechante que me lanzó mi mejor amigo en el mismo segundo que se cerró la puerta. Siempre había oído que él tenía una mirada de esas que son capaces de dejarte congelado en el sitio, y en ese momento sentí en mis propias carnes lo que esa frase significaba. Uno de los colmillos se asomó bajo su labio antes de entonar la frase que supe que había querido decirme desde hacía demasiado tiempo.

- ¿Qué te traes con Chifuyu?

- ¿Qué? – pregunté mientras ocultaba una sonrisa por como habían cambiado las tornas.

- ¿Crees que soy imbécil?

- ¿Tengo que responder?

- Tora... - resopló.

- ¿Por qué preguntas? Estamos como siempre.

- Crees que soy imbécil. – gruñó, mientras pausaba el juego haciéndome protestar. – En primer lugar llevas unas semanas sin lloriquear sobre no saber si a Chifuyu le gustan o no los chicos, lo cual es raro porque antes de eso parecía ser el único tema que sacabas cada vez que él abandonaba la habitación.

- Bueno, eso es porque me he dado cuenta de que tengo que respetar sus tiempos.

Baji resopló mientras alzaba las cejas y torcía el labio, una mala señal si me preguntáis, porque eran los gestos que solía hacer minutos antes de perder el control. Mi sorpresa fue cuando en lugar de golpearme o levantarse hecho una furia, volvió a mirarme de esa manera intimidante.

- A otro perro con ese hueso, Tora. No eres tan considerado y, aunque de repente fueras la persona más amable con Chifuyu, él tampoco actúa igual contigo. Se que ha pasado algo.

- ¿Le has preguntado a él? – Baji negó. – Pues quizá deberías hacerlo.

- Te lo estoy preguntando a ti, eres mi mejor amigo.

Libre [BajiFuyu]Where stories live. Discover now