Wattpad Original
Te quedan 3 partes más de forma gratuita

Capítulo Dos

9.6K 306 33
                                    

Un mes después, yo seguía teniendo pesadillas. No acerca de la boda. Solo que no podía dejar de ver a Sam y a Sonia en la cama. Era doloroso, y aún estaba enojada por todo. Sabía que debía haber terminado las cosas con Sam mucho antes, pero a veces la rutina es mucho más fuerte que las corazonadas. Y lo peor es que yo lo había permitido desde el momento en que me había conformado con una relación que no me hacía feliz.

El pensamiento de enamorarme algún día, de casarme y formar una familia aún estaba ahí, sin embargo, no era la meta de mi vida. Nunca lo había sido, y ahora mucho menos. Cuando mis padres se divorciaron, traté de comprender qué había pasado entre ellos, pero mi padre se enterró en el trabajo, y mi madre solo se fue, cortando todos los lazos con nosotros. Siempre los había visto unidos, enamorados, y si ellos no habían podido lograr tener una relación, no estaba segura de que nadie lo podría lograr. Aun así, cuando Sam me propuso matrimonio, me estaba preparando para tener una vida conformista, algo que no me hacía feliz. Y eso estaba mal en todos los sentidos.

Una parte de mí quería culpar a mi madre. Tal vez tuvo una crisis de la mediana edad, en donde decidió que ser madre y esposa no eran lo suyo, o simplemente... no éramos suficiente para ella. Este pensamiento me acompañaba desde el día en que ella se había ido de regreso a Inglaterra. Tal vez yo no era lo suficientemente importante para ella. Igual y Sam se sentía igual. Yo sabía que no éramos la pareja perfecta, a pesar de lo perfecto que él parecía.

Sam había tratado de llamarme varias veces, pero nunca contesté. No teníamos nada de qué hablar. Era obvio que ninguno de los dos estaba enamorado del otro. Aún no podía ver a Sonia. Si la viera en persona, no estaba segura de lo que le haría si se riera o me hiciera alguno de sus comentarios estúpidos. Tampoco le había contado a mi padre todos los detalles del porqué o cómo me había enterado de que Sam me era infiel. Por fin lo veía contento con Tina, no podía manchar su relación haciéndole saber que Sonia era la mujer con la que Sam me engañó. No podía cargar con esa responsabilidad.

—Oye, ¿qué piensas? —dijo Hugh, mi mejor amigo y héroe de tiempo completo, mientras se sentaba junto a mí en la cama.

Encontré su mirada con una pequeña sonrisa en mis labios.

—Muchas gracias por invitarme a quedarme aquí un tiempo.

Hugh sonrió.

—Ya me lo has agradecido demasiado, Em. Pero bueno, si insistes, podrías poner un altar con mi foto y podrías hacerme reverencias cada mañana, sería algo divertido.

Rodé los ojos, pero no dejé de sonreír. Hugh era sarcástico y bromista al mismo tiempo. Algo que de verdad había apreciado en las últimas semanas, ya que siempre lograba sacarme una sonrisa.

—De verdad, Em. Sabes que es un gusto tenerte en casa. Y Chris ama poder compartir todas sus creaciones culinarias contigo —agregó, tomándome de la mano.

Chris y Hugh eran novios desde hace casi dos años. Los dos eran increíblemente guapos, y a pesar de lo cursis que eran, también se molestaban todo el tiempo.

—¿Te sientes bien? Me estoy preocupando —apretó mi mano—. Has estado en tu cuarto todo el día.

—Estoy bien —dije, no muy convencida del todo—. Solo que ayer no dormí muy bien.

Hugh exhaló y apretó mi mano antes de dejarla ir.

—Sabes que te adoro, Em. Pero tienes que dejar ir todo lo que te hace mal. No está bien vivir así, y repito, te quiero, pero no eres divertida así.

Me hubiera ofendido si alguna otra persona me dijera lo mismo. Pero este era Hugh, mi mejor amigo, y la persona más extrovertida y sincera del mundo. Hugh no podía endulzar nada, solo lo soltaba, sin más ni más. Era su mejor y peor cualidad.

Príncipe con BeneficiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora