Capítulo 4.

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Era un día más de clases en lo que lo único que lo alegraba era que iba a ver a sus amigos. Sin embargo, eso no le impedía llegar tarde como siempre. No se podía esperar otra cosa de él, todos los que lo conocían ya lo sabían.

Ni siquiera era algo que le preocupara mientras iba caminando tranquilamente hasta la escuela, tampoco mientras subía la escalera y recorría los pasillos totalmente vacíos porque se encontraban todos en sus aulas, en las clases que ya habían empezado hacía por lo menos veinte minutos. Se sacó los auriculares cuando estaba llegando al aula y miró un segundo por la ventana que daba al pasillo, sus ojos verdes cruzándose por un instante con los cafés de Iván que justo, por casualidad, había dirigido la mirada hacia ahí.

Carre entonces reparó en una cosa, el pelinegro no estaba en su propio banco, nadie lo estaba.

Entró por la puerta al aula completamente descontrolada, y eso sólo podía significar dos cosas. O la profesora estaba llegando más tarde que él o había faltado y tenían hora libre.

– Llegá cuando quieras vos pajero – lo saludó Germán desde donde estaba sentado, un banco que claramente no era el suyo.

– Buen día – se acercó Carre para tomar su cara con una mano y dejar un beso sonoro en su mejilla. – Veo que lo lindo no quita lo amargado.

Toda esa secuencia fue observada atentamente por Spreen sentado justo enfrente de ellos, en la ronda que habían armado los dos grupos en cuanto les dijeron que la profesora había faltado. Odiaba cuando pasaba eso en la primera hora y más cuando él siempre llegaba temprano.

Ese comentario que había hecho Carrera le recordaba a uno que le había hecho a él poco tiempo atrás en esa llamada en la que estuvieron jugando con los pibes; "quién iba a decir con esa carita que eras tan mala onda". Le hizo rodar un poco los ojos por dentro y preguntarse de dónde vendría esa faceta de ser tan chamuyero todo el tiempo con otros chicos apenas veía la oportunidad como no lo había visto hacer con las chicas.

Su plan de mantenerse lo más alejado posible de Carrera obviamente había fallado hacía rato, por mucho que quisiera se le hacía imposible y ya lo había aceptado. Sus grupos de amigos parecían haberse unido casi por completo, incluso a pesar de que Angie y Brisa seguían sin aclararle su relación a cada uno por su lado, pasando más tiempo juntos del que se esperaba sacando algunas ocasiones en específico. Había aprendido a que le cayeran bien, estaban en camino a ser más que sólo compañeros aunque era pronto para decir amigos todavía. A excepción de Carrera obviamente.

Podía tolerarlo más que antes, no iba a mentir, a veces hasta llegaba a reírse de alguna estupidez que decía. Siempre cortamente y de la manera más disimulada posible. Seguía sin gustarle su forma de ser en general, pero si tenía que compartir obligadamente tiempo con él porque su grupo de amigos parecía ya haberse unido irremediablemente por lo menos podía tolerarlo intentando no ver tan negativo todo lo que viniera de su parte. Capaz Goncho tenía un poco de razón cuando le dijo que exageraba, podía simplemente no llevarse ni bien ni mal con él y listo. Al menos podría intentarlo.

– Primo mirá la hora que es, no es de amargado pero te vas a terminar quedando libre por medias faltas nomás.

– Que exagerado que sos, no llego tantas veces tarde – mentira, era algo demasiado frecuente pero no lo iba a admitir tan fácil. – Menos mal que llegué tarde hoy encima, mirá si me tenía que comer tanta hora libre y despertarme temprano al pedo.

– Te despertaste temprano igual – lo jodió Angie desde su lugar con las cartas enla mano. – Tenemos para una hora más sin hacer nada.

Carre rodó los ojos y agarró una silla para sentarse junto al resto que conformaba esa ronda alrededor de un banco en el fondo del aula.

Kill My Time | Spreen x CarreraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora