42

37 3 0
                                    

Sentía algo en mi cabeza, ese "algo" que se enredaba en mi pelo de una forma suave y abrí mis ojos soñoliento. Miré su sonrisa, sus ojos se achinaron.

—Buenos días, mi ángel.

—Wow.—ví que aún estaba en mis brazos, la abracé contra mi pecho—¿Qué sueño tan hermoso es este? Mi mujer aquí. Esto es mejor que cuando estábamos en Inglaterra.

Era yo quién la despertaba cada mañana, y aunque ella no supiera nada de cocina, me ayudaba a hacer el desayuno. Fueron tantos momentos divertidos e inolvidables.

—¿Hacemos juntos el desayuno?—me pregunta.

—¿Tienes hambre?

—Tenemos—me río y beso su frente.

Soy tan feliz ahora, teniéndola conmigo por fin, sin escondernos.

Nos levantamos a la vez y juntos, algo juguetones entre risas, vamos al baño. Nos duchamos. No pudimos resistirnos a besarnos, entre caricias y risas está vez nos controlamos un poco para no llegar más allá. Me dijo que su estómago sonaba y para mí eso era una alerta, una de darle de comer inmediatamente.

Me adelanté en ir a la cocina y cuando ella aparece está con un pulober un poco ancho de color crema y unos shorts algo cortos. Estaba preparando un cuenco de frutas cuando me detuve a mirarle. Fue al refrigerador justo detrás de mi y mire sus piernas, ascendí y sonreí al darme cuenta que al inclinarse hacia adelante levantaba su trasero.

—¿Qué demonios haces?

—Seduciéndote, ¿no funciona?

—Funciona, pero te vas a caer dentro del refrigerador.

—¿Y ese olor?—ella respira dentro de la caja helada, tapa su bocay nariz para corriendo y me quedo inmóvil, ¿qué pasó? Quería comprobar a qué olor se refería, pero no sentí nada.

Llegó al baño y ella está arrodillada, vomita mucho. Voy a sujetar su pelo y paso mi mano abierta por su espalda de arriba hasta abajo. Ella vuelve y su cara está tan colorada, se ve cansada de pujar los vomitos, pero le es inevitable controlarlo. Sabía que las náuseas era algo que no se podía predecir, las mujeres detestan está etapa y es obvio, algunas puede detestar hasta el aire que respiran, el agua que beben. Nuestro bebé causa todo esto. Dejé mi frente recostarse a su espalda, ella respiraba rápido y fuerte, cansada, mi mano escurridiza fue a su vientre, noto que está creciendo.

—Mamá no se siente bien, y a papá no le gusta que esté así. Ayudarla un poco.—senti su mano sobre la mía y su voz: "Está bien. Estoy bien. Ya pasó."

***

Ella tenía la opción de sentarse en su silla, aaah, pero nop, ella prefirió sentarse en mi regazo y a horcajadas para abrazarme como perezosa a la rama de un árbol.

—Sky, tenías hambre.

—Antes de vomitar, ahora no tengo.

—¿Quieres agua al menos?—negó con su cabeza en mi hombro y le doy en su mano un tenedor con una fresa en el—Come.

Ella se niega haciendo pucheros y dejando el cubierto sobre la mesa vuelve a abrazarme y recostar la cabeza en mi hombro.

—Entonces abre tu boca.—ordeno y hace exactamente lo que le pido. Llevo la fresa a su boca y cuando comienza a masticar me siento sediento, bebo un vaso agua entero.

Suena mi celular encima de la mesa y pude alcanzar a tomarlo. "Sky, necesito que me sueltes" le dije, y claro, se negó cerrando sus ojos y abrazándome aún más fuerte. No tengo de otra.

Mi Doctor Es Un Prodigio [#PGP2023] PAUSADAWhere stories live. Discover now