Los coyotes y los zorros eran enemigos. Nikka no había encontrado información al respecto en la Hermandad, pero resultaba lógico si se trataba algo reciente. ¿Además, por qué la Hermandad tendría información sobre la relación entre los distintos salvajes? Otro error humano, pensar que por pertenecer al mismo bando, dos grupos serían aliados. Aun así, el Coyote y el Zorro estaban trabajando juntos, aunque fuera porque el primero sabía sobre el amante y el segundo prometía entregarle una victoria.
—¿Estás segura de que se trata de uno de mis cazadores actuales? —preguntó el Comandante.
En la oscuridad de su oficina, Nikka había aprendido a no temer más. Tal vez había pasado demasiado tiempo en los recuerdos del Zorro. Tal vez finalmente había entendido a qué se refería Rajnik cuando dijo que no sería más que una herramienta para la humanidad. Y lo odiaba. Pero si eso la ayudaba a vengar a Cal...
—No sé cómo explicarlo, pero siento de cuándo son los recuerdos al verlos, y los del Zorro no eran tan viejos —respondió—. Tal vez dos o tres años.
—Perdí a muchos cazadores antes de la retirada.
—No a este —aseguró Nikka—. No si mi cronograma es correcto. Dijo que el Zorro fracasó en tomar la Capital durante Roseful, y el Coyote culpó a su amante por ello. ¿Cómo la detuvieron?
—Mis cazadores la descubrieron.
—¿Cómo? ¿Quién?
—Yo... no lo sé.
—¿Tiene algún registro de esa noche?
Si el Zorro realmente era un genio del disfraz, si sus ilusiones eran perfectas, entonces alguien más debía haber cometido el error de descubrirla. Los Gobernantes eran inmortales, no tendrían ningún defecto. ¿Pero un humano?
El Comandante se levantó y deambuló por su oficina. Fue directamente a un estante en una esquina, línea tras línea de viejos registros. Ordenados por año, por tipo de incidente, por naturaleza del salvaje implicado, incluso por cazador. Sus dedos vagaron sobre los volúmenes hasta dar con el que buscaba.
Regresó a su escritorio igual de rápido, abriendo el libro y pasando página tras página hasta el incidente de Roseful. Una sola blasfemia fue todo lo que Nikka necesitó. Ella miró también la evidente página que faltaba. Alguien había arrancado el comienzo de ese incidente.
—Creo que es bastante seguro decir que tiene un traidor entre sus filas, Comandante. ¿Quién tiene acceso a esta oficina?
—Sólo mis más leales cazadores —respondió, su voz distante mientras procesaba el significado detrás de esas palabras. El Comandante suspiró, luchando contra la traición, antes de ofrecerle una mano—. Solo revisa el incidente tú misma, ve si puedes encontrar algo útil.
***
Un grito atravesó la noche.
Lorcan casi perdió la concentración. Lo reconocería en cualquier lugar. Su ataque falló. Retrocedió justo a tiempo para evitar una garra mortal. ¿Qué estaba pasando? La calle se encontraba vacía, los otros salvajes habían buscado refugio en el interior. Debería haber sido un combate rápido, como cualquier otro contra un salvaje normal. Con Rajnik en las alturas, debería haber sido sólo unos minutos. Se había preguntado por qué le estaba tomando tanto tiempo disparar.
Ahora temía la respuesta.
Nada debería distraerlo durante una batalla. La distracción era la muerte. Durante años había aprendido a luchar solo, a ganar solo, a sobrevivir solo. Era más fácil así. Las preocupaciones siempre terminaban en cazadores derrotados. Y entonces, Rajnik se le había unido y todo se había vuelto más sencillo.

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Sand & Stars
Fantasy¿Reconocerías a un monstruo antes de transformarte en uno? Cuando la oportunidad de una nueva vida en el Oeste se presenta, Nikka Mall no duda en tomarla junto a su mejor amigo. ¿Por qué no? Ambos son jóvenes, ansiosos por nuevas aventuras y riqueza...