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Romperle la cara a Luka tampoco iba a ser la mejor de las ideas. Menos si quería que el menor tuviera la confianza que necesitaba para el siguiente paso de su plan. Tal vez debería haberle hablado mejor, incluso fingir que le caía bien para poder acercarse un poco más. De a poco le empezó a preocupar estar llevando las cosas demasiado lejos. Por las dudas iba a mantenerse alejado de Facundo para que no quisiera traerlo a la tierra, al cual de todas formas había visto poco y nada esos días, a pesar de compartir habitación.

Su plan requería un poco de habilidades mágicas con otro toque de dotes culinarios. La verdad no estaba muy seguro de todo lo que estaba mezclando y de cómo todo eso podía terminar en algo comible, pero finalmente ahí estaban esa especie de bollitos que lucían completamente normales, pero que no se animó a probar por miedo a sus consecuencias.

¿Y si comía uno para desenamorarse de Agustín y buscar el amor en otro lado de una vez por todas?

No, eso no iba a pasar. Estaba convencido de que ninguna magia iba a poder hacer que lo sacara de su cabeza. Mas aún estaba convencido de que de alguna forma ese sentimiento estaba creciendo más y más. Lo confirmaba al mirar sus manos manchadas con harina luego de terminar su producción. ¿Qué carajo estaba haciendo?

La culpa era un sentimiento que se le estaba volviendo más recurrente. Sin embargo, lejos de tirarlo para atrás, pensó en lo mucho que odiaba que Luka tuviera la atención de quien amaba. De que seguro en ese momento estarían juntos, abrazados y quien sabe que otra cosa más. Quiso vomitar, ahí estaba su maldad resurgiendo de vuelta.

Es decir, seguramente ningún mago o brujo era 100% bueno. Había que tener cuidado con los trucos y hechizos pero estaba seguro de que muchas personas habían usado ese poder para cosas muchísimo peores. El tan solo era un chico enamorado.

Cuando estuvo todo listo, solo le quedó rezar para que todo funcionara y para volver a cruzarse a Luka a pesar de que lo odiara. Metió en su mochila los bollitos, el libro que le había robado a Agustín y dos o tres cosas para sus clases a las cuales no le prestaría mucha atención. Su magia estaba concentrada en otros lados al igual que su cabeza.

Con su ahora enemigo compartían la segunda clase del día, historia de la magia. Valentín era malo para las fechas y más para los nombres, sin embargo, era bastante atento para notar que Agustín había faltado a la clase de ese día. Un par de minutos más tarde también notó que Facundo lo había abandonado. Ese andaba cada día más raro.

Al ver a Luka solo, esa era su oportunidad. Por mucho que odiara lo que estaba por hacer, juntó sus cosas y se sentó en el espacio libre al lado del pelilargo, que lo miró con cara extraña. Valentín tenía que hacerle parecer que era confianzudo a pesar de que estuviera con una cara seria la gran mayoría del tiempo y de que todos pensaran que vivía de mal humor.

Lo saludó por lo bajo y fingió concentrarse en la clase. Luka lo miraba de reojo cada tanto, por lo que empezó a preocuparse de si tenía algo raro en la cara. Capaz que le había salido otro grano en el medio de la frente. Sin cruzar más palabras hasta el final de la hora, Valentín se sintió cómodo en el lugar, por lo menos su compañero no lo había embrujado ni agarrado de los pelos. El también se había aguantado de hacerlo, era muy positivo.

-Luka.- Lo llamó tocando su hombro mientras el contrario ordenaba sus cosas. -¿Le podes devolver el libro a Agustín? Vos seguro lo ves mas que yo.- Valen le pasó el libro, esperando que el otro lo tomara sin hacer muchas preguntas y que no tuviera mucha memoria sobre su ultima conversación.

-Que rápido que lo leíste.- Rió Luka, lejos de querer molestar al mayor con ese comentario. -Bueno, esto no parece ser muy útil para botánica igual.- Agregó mientras inspeccionaba la tapa del libro que pertenecía a otra materia, la cual el ni siquiera estaba cursando.

-Si, es que pensé que este era el libro porque Agus me dijo que tenía portada verde. No quise revolver mucho así que agarré el primero que vi, claramente me confundí.- Trató de reír para esconder su nerviosismo, Luka lo había agarrado medio en offside pero hacía un tiempito que su habilidad para mentir venía mejorando bastante. Además, el contrario también le sonrió. Listo, las pequitas habían ganado.

Aprovechó el momento de confianza y sacó de su mochila la bolsita con los bollitos que había cocinado.

-Tomá, por el favor.- Valentín tomó uno y se lo pasó a su compañero, el cual lo recibió con la sonrisa un tanto más amplia ahora. -Gracias.

El y sus pecas salieron del salón casi corriendo. Era una pena. Después de todo, Luka parecía un buen chico. 

sobre pecas y magia - valen x agus x lukaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon