Estirandho

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Ya llegó la sanación con el rojo atardecer, recuperarse de lo vivido, agitar el pulso caminando al olvido y perdonarse a uno mismo sin caprichos de hotel. Fumarme un cigarrillo, sentado en la banca donde solíamos esperar encendieran las lámparas con el sutil silbido del anochecer.

¡Que extraña sensación!, es difícil comprender porque me siento aun herido, y me interrumpen los suspiros en los espejos del burdel. 

Ya me hice amigo de tu olvido, y enemigo del placer.

Las precipitaciones al romance tienden ser amargosas, porque cuando el corazón está fuera de condición se la pasa estirandho los ojos a nuevas musas, interrumpiendo el compromiso, cegado a ser de la primera y... por siempre de nadie. 

Soledad, nunca te abandonaría...Where stories live. Discover now