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Alejarme de casa me parecía imposible cuándo tenía seis.
veía como la gente crecía y se iba a estudiar fuera de la ciudad a ciudades más grandes para vivir en el campus, lejos de sus papás, y a mi me dolía por ellos, supongo que siempre tuve demasiada empatía.

El asunto es que cuándo terminó la escuela y tuve que elegir una carrera universitaria me encontré con un dilema enorme.
Podía quedarme en Manchester y estudiar lo que sea que me ofrecieran las universidades de allá, o podía hacer lo que hacen todos cuándo crecen e irme a una ciudad más grande, a estudiar lo que siempre quise y que solo podría hacerlo en Londres.

Fue difícil, algunos me apoyaron, algunos otros no, pero cuándo cumplí dieciocho años me fui a vivir al campus de la facultad de paleontología, en Londres.

De eso ya habían pasado dos años, tenía veinte, un empleo de medio tiempo en la cafetería de la facultad, y un pequeño cuarto en el tercer piso del edificio.
un cuarto constantemente compartido.

En lo que llevaba viviendo en Londres había compartido mi habitación con varios chicos y con ninguno tuve problemas excepto con él.

No sabíamos nada el uno del otro, él era tres años mayor, pero no sabía que estudiaba ni que hacía el resto del tiempo además de hacerme enojar.

-este es mi lado, el tuyo es ese, hace tres meses que compartimos habitación y sigue pasando lo mismo

Finn era, por mucho, todo lo opuesto a mí.
era desorganizado, sucio y ruidoso, no respetaba a nadie y como para él yo no era nadie caía siempre en alguna de sus maniobras.

-¿que pasa? ¿estás ovulando?

era extraño, vivía haciendo chistes como esos que en realidad estaban disfrazando sarcasmos, siempre serio y enojado, detrás de anteojos de sol que te impedían verle la mirada, éramos el sol y la luna, el agua y el aceite, dos polos opuestos que se alteraban si estaban juntos mucho tiempo.

Ese sábado llovía muchísimo y yo quería adelantar mis trabajos, o eso intentaba, pero su música, siempre un rock pesado, me lo impedía.

-¿podes al menos bajar eso? necesito estudiar

Finn recogía su ropa de mi lado y se detuvo para observar mi escritorio

-¿no te cansas de estudiar todo el dia?

-para eso estamos acá

-es sábado ¿dónde está tu grupo de nerds?

mi "grupo de nerds" eran dos amigos que había hecho allí, Ally y Ben, que estudiaba lo mismo que yo

-estudiando, como deberías hacer vos

-mira si un pendejo mancuneano me va a decir a mi lo que tengo que hacer

-hace lo que quieras pero dejame estudiar

-nerd

-realmente no me ofende que me digas eso, no sé que esperas

-nada, con esa cara de bebé no espero nada, no me aguantarías ni un round-dijo mientras se sentaba en mi silla, que era mía, como él bien sabía, porque estaba de mi lado

-sali de mi silla

-¿voy a tu cama?-preguntó inclinandose hacía delante. sabía que me miraba solo por su expresión corporal, pero yo no estaba allí para discutir con mi compañero de cuarto, solo tenía qué  ignorarlo

-¿no ves que esta hecha? sentate en la tuya

se quedó allí unos segundos, sonrió y luego se puso de pie.
apagó su música, tomó la campera de cuero que parecía estar pegada a su cuerpo y se fue, al fín.

FuturoOnde histórias criam vida. Descubra agora