Aceptación

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Giyuu estaba sentado a la orilla de la cama, miraba sus pies delgados y pálidos, analizaba cada hueso y trozo de piel, recordaba los momentos en los que fue un joven atlético y muy fornido, recordaba las veces que volvió del gimnasio y sus pies dolían horrores por el ejercicio, como estos estaban hinchados y adoloridos, pero... Ese tiempo se fue, probablemente para siempre, ahora ponerse de pie simplemente le es doloroso por el simple hecho de que su propio cuerpo le pesa.

Suspira y se dirige hacia su armario, lo abre y remueve algunas cosas por encima hasta encontrar aquello que buscaba.
Una guitarra, muy bien cuidada, con el barniz casi intacto y cuerdas con poco uso, hermosa como si misma pero al mismo tiempo dolorosa.

Esa guitarra fue un regalo de cumpleaños hacia ya un año, la persona que se la regaló fue Sabito pues este se enteró que Giyuu sabía tocar guitarra desde joven.

Le gustaría venderla y deshacerse de ella, pero en estos momentos eso le da igual, solo es un instrumento con el cual entretenerse en sus tiempos libres, es decir, casi todos los días cuando el dolor y la incomodidad no le sobrepesan.

— ¿Donde esta la uña...? — Siguió buscando un poco más hasta dar con el pequeño objeto que quería encontrar.

Una uña de guitarra color blanco con unas alas de angel impresas, por alguna razón cuando vio esa uña en el mercado, le gustó muchísimo, es muy simple en comparación a otras que pudieron estar junto a ella, pero fue esa simpleza la que lo terminó cautivando.

Una vez acomodado en su cama, colocó en posición su uña, sus dedos y cerró sus ojos inhalando profundamente para luego deslizar el objeto.

El sonido extraño no le gustó, estaba desafinada.

— Que tonto, debí afinarla primero.

Moviendo aquí y allá, finalmente lo logró y el instrumento estaba listo para ser tocado.

— A ver de nuevo.

Deslizó la uña y en efecto, esta vez el sonido fue tal cuál él lo quería.

Quien sabe cuánto tiempo estuvo él ahí, los minutos pasaron muy rápido estando absorto en sus pensamientos y sentimientos, en sus emociones a flor de piel y notas hermosas que tocaba.
Giyuu ya cansado, dejó la guitarra de lado y procedió a apoyar su espalda en la pared del cuarto mientras estaba sentado en la cama.

Su cabeza estaba dando vueltas, probablemente por el reciente movimiento que dio a su cuerpo.

— Toca hermoso, Giyuu-san. — Dijo una voz muy familiar desde la puerta de su habitación.

— Oh, Tanjiro, ¿L-la escuchaste completa?

El angel negó.

— Solo las últimas notas, es que acabo de despertar, tuve una charla con mi hermano mayor y... No recuerdo nada más, solo que me dormí y mi cabeza me duele un poco, ¿Tengo algo en la frente?

Giyuu le hizo un ademán indicando que se acerque.

— Pues... Tu cicatriz está bastante roja, ¿Te duele?

— No, pero su tamaño ha disminuido.

— ¿Estas bien? ¿cómo ha disminuido?

Tanjiro se sentó a un lado de Giyuu.

— He sentido escozor en ella y me ha crecido. — Dijo sin dar mayor información. — Pero ya estoy mejor, créame que si.

Giyuu suspiró aliviado, Tanjiro es una persona bastante peculiar y con algunos secretos, pero supongo que todos tienen más de uno, incluído él en estos momentos.

A year with youWhere stories live. Discover now