Solo Amigos © [Editando]

capítulo 23. un reencuentro inesperado.

Aviso importante...
En este capítulo el narrador será Liam, tal vez sea el único capítulo narrado por él, así que espero y lo disfrutes.

—¿una cena? —cuestione a pablo que me había hecho ir a su oficina.

—si. Lo he pensado mucho y si planean vivir juntos es cosa suya, pero deberá convivir con nosotros al menos en esta cena.

—no iremos, de una vez te lo digo.

—tenes que ir o de lo contrario.... bueno sabes a que me refiero.

—sigo sin creer tu supuesta amenaza, solo son mentiras.

—no me cabe duda que eres igual que tu padre.

—¡te callas que ese hombre no es mi padre! —hundí el ceño muy molesto— te conozco perfecto y se que serias capaz de todo para que nadie de tu entorno sea feliz, pero conmigo tus chantajes no funcionan.

—tal vez tu no me creas pero adeline si lo ara, esa niña hasta cree que la quieres, jajaja por favor si ni te quieres a ti como querrás a alguien.

—si de querer estamos hablando tu no quieres nada ni siquiera mereces el oxígeno que te gastas día con día por lo mierda que eres, y sobre michelle le dices algo de esto y te metes en un lío cabron.

—shhh sh sh... conmigo te callas, no me volveis hablar así porque aunque no lo quieras aceptar soy tu padre.

—el que me recuerda cada puto día que no soy su hijo biológico y que le debo la vida —me levante de la silla de una forma brusca— si tanto te duele haber criado un crío que no era tuyo, hubieras dejado a mamá sola, apuesto a que estaríamos mejor sin ti.

—sienta ahora mismo Liam.

—ahora que quieres.

—hoy iras tu y adeline a cenar a nuestra casa. No te estoy pidiendo tu consentimiento solo te estoy notificando, ¿lo has entendido?

No recibió respuestas por parte mía, yo solo lo miraba con enfado y el ceño más hundido.
Me levante de la silla, al llegar a mi oficina me encontré con una gran montalla de documentos importantes del mercado en el escritorio. Durante el trabajo no pasó nada interesante, solo lo usual. Pablo me enviaba por mail o en papel los documentos a revisar o ver la económica.
Le llame a mich para darle la buena noticia.

—hola gargamel... —saludo muy alegre más de lo normal.

—holaa —ezbose la mitad de una sonrisa.

—¿sucede algo? —pude imaginar que su cara había cambiado.

—Pablo me ha invitado a cenar en la mansión...

—que bien, tal vez ya quiere hacer las pases contigo, ¿no?

—no lo creo.

—irás, ¿no es así?

—iremos los dos.

—¿t...también yo?