Capítulo 13.

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Sobre una alfombra felpuda las rodillas de Dong Gyun comienzan a picar por las hebras que forman líneas en su piel, sus pies están fríos y la circulación de la sangre se ve impedida a seguir el recorrido por sus piernas, trayendo como consecuencia un inminente calambre.

Myung Dae solo observa de vez en cuando, hay una taza de café cargado en su mano, el sabor es espeso y amargo, denso, si lo bebe lentamente sabe de sobra que la taza se rodeara de un halo oscuro difícil de lavar.
Con esa ya van tres tazas, ese día en particular era muy ajetreado, en la conpañía el ceo había decidido despedirse en su último año dando un salto muy arriesgado, un manotazo de ahogado innecesario para muchos, y es que puede que el hombre esté pasando por una crisis de los cincuenta y quiera dejar huella, puede que esté loco, pero eso no parece importarle a la junta directiva ni a sus accionistas que confían en su buen ojo y dejan a un lado que como lider pueda ignorar a la mayoría de sus empleados, en consecuencia, a los empleados solo les queda acatar y empujar el gran barco hacía adelante, deben desarrollarse en los mercados extranjeros, por muy difíciles que sean, y aunque las políticas de cada país tengan un choque que vierta en un embudo las oportunidades comerciales, dejándolos con pocos negocios a la vez, ellos deben hacer que lo imposible sea posible.

Myung Dae suspira luego de terminar su última taza de café, se sienta y su joven y nuevo sumiso oficial ya está sobre su regazo, por supuesto él no es un hombre que tenga a más de un sumiso a la vez, suele ser bastante quisquilloso y "convencional" en ese aspecto, pero necesita algo de desahogo y el joven sobre sus piernas es bueno en estimularlo y agradarlo, algo que no le sucede con Dong Gyun, el chico no le genera tal deseo ni mucho menos quiere sobrepasar los límites que recién está conociendo.

Con cautela muerde un poco sobre el hombro del jovencito y ésto basta para conseguir una reacción; retorcerse y apretar ambas piernas, Myung Dae cree que sería un buen momento para tomar un descanso, viendo hacía un costado observa a Dong Gyun siendo obediente, arrodillado, con la piel pálida y claramente incómodo, por lo que ya es hora de acabar con aquello.

-Dong Gyun, ponte en pie-

-Si, Md nim-Dong Gyun intenta pararse de inmediato más no puede, sus piernas deciden anestesiarse y eso es muy molesto, como un cervatillo se va al suelo nuevamente sintiéndose un idiota, en realidad, desde que todo comenzó se siente así.

No es que Nam Dong Gyun sea mal agradecido de la hospitalidad de Myung Dae, de cierta manera el contrato y sus cláusulas le han mantenido cuerdo, sin embargo, no puede evitar pensar en Myung Dae, el hombre no está recibiendo lo que merece a cambio, y es que pese a que hace poco a iniciado en el mundo del BDSM, no requiere una carrera de mil titulos como sumiso para entender que más que una experiencia estimulante entre un amo y un sumiso, ésto es más como una obra de caridad.

Myung Dae le da ordenes, él acata, Myung Dae no lo toca, solo hay primicias y castigos, deberes, disciplina absoluta, pero nada de sexo, Dong Gyun lo agradece, pero se siente culpable, a veces, cuando reflexiona, a llegado a pensar en que debe dar algo a cambio, quizá, solo quizá podría intentar ser como ese chico lindo en las piernas de Myung Dae, ser atractivo, sexy y listo, ser travieso, lamentablemente no se siente lindo, mucho menos sexy, atrás quedaron los días dónde Jiwon le halagaba con ojos sinceros diciendo que era como "una obra de arte", ahora no tiene nada de confianza ni valor, peor aún, la idea de seducir a Myung Dae le da escalofríos, porque en su corazón, Myung Dae sigue siendo el amor de su mejor amigo, y también porque siente que un hombre como Myung Dae no merece una basura como él, alguien tan inútil que no podría caminar con sus propios pies sin tropezar con facilidad. Útimamente se pregunta como fue posible que alguien tan precioso y perfecto como Jiwon se fijase en él, no tiene sentido, y supone que solo le queda agradecer el tiempo en que estuvieron juntos y le dio una ilusión, al menos una probada de una vida tan llena de amor.

 Fin de la transmisión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora