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Ni piratas, ni marines, ni cazarecompensas

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Ni piratas, ni marines, ni cazarecompensas. El trabajo más duro es ser camarero.

O eso decís tus compañeros y tu en el descanso.

Os pasáis el mismo cigarrillo encuclillados en el suelo, quejándoos de vuestra situación, de los clientes y de alguno de los cocineros, pero sobretodo de los clientes.

Dios, los clientes. No estás seguro de poder enfrentarte a ellos después de tu breve pausa de 10 minutos, pero tienes que hacerlo. Lanzas la colilla al suelo y la apagas con el zapato mientras los demás entran. Suspiras forzando una sonrisa mientras tomas tu bandeja y te diriges a tomar nota.

Los peores clientes son los marines que tienen algún tipo de rango y entran al restaurante pensando que tienen derecho, y exigen, un mejor trato o algún tipo de descuento. Por algún motivo siempre te tocaban los peores de lo peor a ti. Poco te podría importar su posición o importancia en la Marina, a tus ojos era "mesa 3, rape con sofrito de tomate y cebolla, vino blanco". Le dedicas una sonrisa, lo más natural que la puedes fingir, antes de girarte y rodar los ojos, provocando la risa de uno de tus compañeros con el que te cruzas. Si no fuera por los otros camareros seguramente no sobrevivirías este trabajo.

Continuas con tu jornada, encargándote de que tus mesas estuvieran contentas, rellanando vasos y sirviendo comida, pensando en tu próximo descanso y en el sabor del tabaco cuando alguien grita "camarero", chasqueando los dedos y silbando en tu dirección. Mientras te giras piensas en todas las maneras de estampar su cara con la bandeja.

Es "mesa 3", obviamente es "mesa 3", desde que entró le calaste. Dudas en si deberías de ignorarle, darte la vuelta y seguir trabajando hasta que te llame con respeto, pero eso nunca pasa. Tensas la mandíbula para no insultarle pero no te esfuerzas en parecer amigable.

-Esto no es lo que he pedido.

Tu mirada baja a la mesa, el plato estaba casi limpio. Entrecierras los ojos, molesto, el idiota solo estaba tratando de conseguir una comida gratis. Hay personas que el "el cliente siempre tiene la razón" lo lleva al extremo.

Le explicas calmadamente que si lo que quiere es otro plato tendrá que pagar por ambos, ya que ya se lo ha comido. El marine sigue insistiendo, utilizando su nombre y rango como si se tratase de un ticket a una sala vip. Haces el mayor esfuerzo en no poner los ojos en blanco y mantener tu tono monótono, eso enfurece más al cliente que te comienza a gritar, poniéndose de pie, en tu cara. Notas el rape en su aliento cuando te insulta. "Esto no es lo que he pedido, inútil, cámbiamelo" repite a centímetros de ti, su saliva golpeando tu cara. Pones cara de asco y contestas:

-Mentiroso.

Se escucha al restaurante jadear en sorpresa cuando el Marine se avalancha sobre ti, agarrándote por el cuello de tu camisa y alzando el puño.

Una tercera mano te agarra del hombro y en un zarandeo rompe el agarre del hombre sobre ti. Un hombre trajeado te empuja detrás de si, haciendo de barrera entre tu y el marine, el que cae contra la mesa cuando recibe una patada en el pecho, los platos volando por el aire.

Sanji. Uno de los cocinero, discípulo de Zeff. Obviamente sabías quien era pero rara vez te lo habías encontrado fuera de la cocina, menos aún habías entablado una conversación más larga de 5 minutos.

El rubio sopla el humo de su cigarrillo hacía la cara del marine, que se intenta incorporar.

-¿Hay algún problema?-Pregunta dándole otra calada.

Antes de que el hombre pueda volver a gritar y hacer escandalo Sanji habla de nuevo:

-Si tienes algún problema con la comida lo hablas conmigo. Jamás le vuelvas a poner la mano encima a uno de mis camareros ¿Entendido, inútil?

La escena se disipó pronto. El marine se marchó sin pagar, un par de cocineros le persiguieron fuera exigiendo el dinero. Tu te apresuraste a poner la mesa de pie de nuevo, por el rabillo del ojos ves a Sanji agarrando la vajilla rota mientras fuma, cuando quieres decirle que no se preocupe por ello te interrumpe:

-¿Te ha hecho daño?

Niegas con la cabeza quitandole los trozos de plato de las manos, "Ten cuidado" mascullas tirandolos a la basura que uno de tus compañeros, que te ayudaba a barrer, había acercado. Notas que el cocinero te mira limpiar antes de meterse en la cocina. El otro camarero te recuerda que no le has dado las gracias, "Mierda" piensas mientras te arreglas el cuello de tu camisa.

Al final de la jornada, a altas horas de la noche cuando el restaurante por fin cerraba sales a sus puertas. Habías preguntado dónde el rubio podría estar. Le ves apoyado contra la barandilla mirando hacía los barcos que se alejaban del Baratie. El humo del tabaco, la pose del cocinero y la noche hacían que fuera casi poética la vista. Caminas hacia el, copiando su actitud y apoyando tus codos en la baranda. Te mira.

-Gracias por lo de hoy.

-Ni lo menciones, quería patear a ese idiota desde que entro.

Le miras.

Extiendes tu mano, con dos dedos levantados en una posición que casi parecía el símbolo de la paz. Golpeas suavemente tus dedos contra tus labios cuando ves que Sanji no reacciona. "Comparte ¿no?" preguntas de la manera más banal e informal posible. El cocinero parece vacilar pero te acaba dando su cigarrillo. Os pasáis compartiendo caladas en silencio, el cuál solo se rompe cuando estaba a punto de consumirse por completo:

-¿Tu nombre?

Le dices como te llamas y Sanji exclama un "Aah, lo sabía, no estaba del todo seguro", te ríes. Sanji parece encandilado por el sonido de tu risa, se preguntaba cómo un hombre podía hacer un sonido tan dulce, inevitablemente sonríe. Cuando se acaba el cigarrillo se saca otro del bolsillo de la chaqueta:

-¿Quieres hacer otro? 

Parece que no quiere que te vayas, pero no entiende por qué.

Acabáis sentados en el suelo cuando vais por el tercer cigarrillo, la conversación se animaba con cada calada, comenzasteis hablando de anécdotas sobre clientes maleducados y eventos que sucedieron en la cocina, en algún momento Sanji se pone a hablar a detalle del arte de cortar bien el pescado, lo que desencadena a él hablándote del All Blue.

Ya no se escucha ni un solo sonido, tan solo esta Sanji explicándote todo lo que se puede explicar sobre ese mar, con los ojos brillando y la sonrisa de oreja a oreja. Te olvidas de fumar, dejando que el cigarrillo se apague entre tus labios, estás demasiado concentrado en escucharle.

El cocinero se percata de esto, "ah" dice, inclinándose sobre ti y enciende una cerilla. Con tu mano tapas la llama del viento mientras él trata de encenderlo de nuevo, os miráis, estás tan cerca de él que puedes percibir el olor a pescado y especias por debajo del olor a tabaco pero no te molesta, de cierta manera te gusta, es reconfortante saber que alguien huele de una manera tan familiar.

A pesar de que el cigarro ya ha prendido no os movéis. Sanji ha dejado de pensar, al menos a dejado de pensar cómo siempre lo hace, tan solo se encarga de mirarte a los ojos por unos segundos más antes de fingir una tos para apartarse. Te ríes nerviosamente excusándote para irte con el pretexto de que ya tenías frío, sin embargo tus mejillas se sienten más calientes que nunca. 

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⏰ Última actualización: Nov 04, 2023 ⏰

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ONE PIECE: Situations! (character x y/n)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora