【𝕮𝖆𝖕 𝟷】 R̶e̶m̶e̶m̶b̶r̶a̶n̶c̶e̶ o̶f̶ a̶ b̶r̶o̶k̶e̶n̶ s̶o̶u̶l̶

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Londres, 1885.

Ahora estoy aquí, mirandome en este espejo, viendo a este desgraciado reflejo. Recorro con mis dedos esta horrible cicatriz que marca mi rostro, estoy destinado a que la gente me aborrezco, a que a las personas les provoque asco y me desprecie, por eso vivo entre las sombras, por eso estoy detrás de este patético e infantil maquillaje de payaso. Al menos así la gente se atreve a mirarme de frente, sin imaginarse lo que escondo debajo de este.

Recuerdo muy bien el día que esta horrible marca nació, lo recuerdo perfectamente bien, aun siento la filosa cuchilla atravesar de lado a lado mi boca dibujandome esta horrible mueca de una sonrisa eterna. Una sonrisa terrorífica, escalofriante y melancólica, muy melancólica.

Recuerdo muy bien esa mañana de 1865 cuando mi padre en turno y digo en turno pues mi madre era una prostituta enferma de sífilis que se embarazo de cualquiera, también se embriagaba y metía hombres a nuestra sucia y lúgubre casa. Todas y cada una de las noches que mire a esta señora teniendo sexo las recuerdo tan bien y me dejó entender de lo que se trataba. Recuerdo demasiado bien la repugnancia que me causaba.

Es así como el enfermo, ebrio y golpeador de Dakho, este conoció a la prostituta como un cliente habitual que luego decidió quedarse para "Hacerse cargo de nosotros" y solo recibimos golpes, humillaciones y bajezas.

El tipo llegaba siempre a descargar su furia con nosotros, aquella vez no pudo desquitarse con ella pues la señora estaba dormida y se postraba enferma, así que este hombre me buscó a mí. Me hayo en el único lugar en el que me podía esconder, debajo la sucia y desgastada cama que hacia de mi lecho, ese era el único lugar en el que aunque fuera por unos momentos me sentía seguro.

En donde cada noche le rogaba a Dios porque ninguno de esos hombres que la promiscua llevaba a casa me tocará de nuevo, me hiciera cosas terribles y muy dolorosas, cosas que no deseaba. Pero Dios jamás me escucho. No deseaba que se repitiera de nuevo, no soportaría más volver a sentir sus asquerosos cuerpos, sus sucias manos y sus alientos a alcohol y cigarrillos.

Dakho me encontró y de inmediato tiro fuertemente de mi cabello para sacarme de ese escondite.

—Ven aquí, asqueroso demonio, te voy a dar una lección que vas a lamentar.

Recuerdo llorar y suplicar hasta el cansancio, pero pronto aprendí que las súplicas y las lágrimas no sirven de absolutamente nada, así que a veces me cansaba de hacerlo y comenzaba a resignarme. Aquella vez sacó su cinturón y recuerdo que me golpeó con este hasta que se le canso el brazo, después me brindó un par de patadas en las caderas, eso dolía como la mierda.

Después me ordenó que le sirviera de cenar, a lo cual yo me negué y entonces me fue peor porque de nuevo comenzo a patearme. Cuando nuevamente se canso, se dejó caer sobre su sucio sofá y siguió bebiendo de su botella de Ron mientras el asqueroso cantaba una horrenda canción.

Comenzó a llamarme de nuevo pero esta vez lo mire con los pantalones y los calzoncillos hasta las rodillas, aquello se repetía como tantas veces en el pasado.

—Ven aquí y se un buen niño con papá, ven aquí~

Yo sabía muy bien lo que pasaría y me orine en los pantalones del miedo, de miedo puro.

—No... —Conteste sollozando. —No quiero... No otra vez...

—¡Que vengas aquí, pedazo de mierda!

Entonces el obeso se levantó con los pantalones aún abajo y fue por mí, yo me defendí como pude y lo patee con mis pocas fuerzas en sus partes nobles. Este hombre se enfureció tanto que fue por su navaja de afeitar, se acomodó el pantalón y me tomó fuertemente del rostro.

—¡Te voy a dejar algo para que no me olvides nunca y te enseñes a respetarme! ¡Bastardo, mal nacido! —Me grito histérico.

Comenzo a cortar mi rostro, comenzando por mis labios y hasta llegar a mis mejillas, lo hizo de ambos lados como si dibujara una sonrisa. El ver toda esa sangre y el dolor era inimaginable, sentía desmayarme de tanto dolor.

—Ahora ya no estarás tan triste a toda hora, ahora siempre estarás muy feliz, te hice un favor.

Dakho me dejó desangrandome en el cuarto de baño, con todo ese dolor y con todo ese maldito sufrimiento, perdí el conocimiento, no supe más de mí. Solo quería estar muerto, no quería despertar más.

Cuando abrí los ojos me encontraba en un hospicio de enfermeras, me lleve las manos al rostro tratando de averiguar si en verdad había sucedido o solo había sido una pesadilla, pero sentí unas costuras muy gruesas y que dolían demasiado. Entonces comprendí que había sido real y que además seguía vivo, cuando yo quería estar muerto.

—Ya despertaste, hijo. —Me hablo un hombre, que parecía ser un médico.

—¿Que me pasó? ¿En donde estoy...?

—Te encontraron en la calle, estas desangrandote pero ya coci la herida, tuve que hacerlo, lo lamento mucho. ¿Donde están tus padres?

Pensé muchas veces en contestar esa pregunta pues sabía que si les decía quien me había traído al mundo, regresaría a ese infierno.

—Yo... No, no tengo a absolutamente nadie...

—Ahora entiendo porque estás así, tan delgado y muy desnutrido. Vamos a llevarte a un hospicio para huérfanos.

En ese entonces tenía tan solo 7 años, no sabía que lugar de esos para huérfanos era aún peor. Yo pensaba que estaría muy bien y mucho mejor, así que cuando escuche que me llevarían allí acepte enseguida.

En ese espantoso lugar en donde en una sola cama llegaban a dormir cinco niños, los cuales se burlaban de mi aspecto, me llamaban mounstro, me escupian y me pateaban. Volvió el hambre, el maltrato, el abuso sexual. Era el mismo infierno, solo que en diferentes lugares y diferentes circunstancias.

Por ser despreciado y marginado por los otros siempre me tocaba dormir en el suelo, lavar los baños que eran muy poco higiénicos. Muchos niños enfermaban y morían continuamente debido a que no recibían atención médica, si lograban ser adoptados entonces había una esperanza de vida.

Sabía muy bien que yo jamás correría con esa suerte, nadie me adoptaría por este aspecto, por mi horrible rostro. Jamás ni en 20 vidas lograría ser feliz, ni en 6 universos diferentes. Tenía que escapar, tenía que irme de ese lugar.

Desperté de mis recuerdos, seguía mirando mi reflejo en el espejo y llevaba a la perfección la rutina de maquillaje, casi sin mirar como lo hacía siquiera. Escuche la voz gruesa del dueño del circo, ese bastardo sobreexplotador con el cual tenía la obligación de vivirle agradecido por salvarme de vivir en la calle, por llevarme con su circo por toda Inglaterra. Siempre lo veía llenándose los bolsillos con mi patético espectáculo, donde todos continuaban burlándose de mí.

Derrame unas lágrimas, pero las limpie al instante antes de que el llanto incrementara.

—Las lágrimas no solucionan nada, recuérdalo siempre... —Me dije para mi mismo.

—¡Donghae! ¡Tercera llamada! Andando, ¡muevete, imbécil!

    

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¡Hola! Como están? Bueno aquí vamos comenzando con esto jaksks, oigan, ¿es mi imaginación o esto está un poco demasiado fuerte? ¿Pongo una advertencia o una cosa así? 😔✋🏻, ahí me dicen que piensan.

sᴀᴅ sᴍɪʟᴇ | ᴇᴜɴʜᴀᴇWhere stories live. Discover now