23. Conociendo a mi ídolo

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El verano estaba terriblemente caluroso ese día, Gabriel apenas podía soportarlo tirado sobre el piso que se sentía como el único lugar un poco fresco de la casa, Beelzebub se había pasado de la raya con eso, pero decidió no decir nada, porque él lucía tan a gusto, viste unos pantalones cortos y una blusa de tirantes que no le cubre su torso por completo y se relaja tirado sobre un sofá de forma descuida mientras disfruta de un café helado. Gabriel lo mira y no sabe si con enojo o envidia, pero es que se veía tan a gusto, mientras que él siente que está asándose.

—¿Café helado? —Beelzebub pregunta, sabe que su arcángel no está acostumbrado a temperaturas tan elevadas y quiere ayudarlo un poco.

—Sí, gracias —dice, y Beelzebub ríe cuando lo mira hacer un milagro para poder beber sin tener que levantarse del suelo.

—No creo que ese traje te ayude a soportar mejor el calor —le dice, su arcángel estaba sufriendo por el calor horrible que sentía, pero decidía llevar un traje puesto. Y Beelzebub se pasa la mano por el rostro cuando Gabriel hace un milagro y desaparece su ropa.

—Se siente mejor.

—No me refería a eso —dice —no tienes que quitarte la ropa todo el tiempo.

—¿Por qué te quejas si te gusta?

—¿Cómo dices eso? —responde ofendido, pero Gabriel lo mira como si dijera que es imposible mentirle sobre eso. —Cállate, arcángel.

Gabriel ríe, pero no dice más, sino que se queda sobre el piso, desnudo, y bebiendo su café; Beelzebub tampoco dice otra cosa, si estar desnudo en el piso ayudaba a Gabriel a sentirse más cómodo, entonces él podía hacerlo todo el rato que lo necesitara.
Y como el día no estaba para que el arcángel hiciera demasiadas cosas, él decide cerrar los ojos un rato y tratar de dormir, Beelzebub sonríe ante eso y usa sus milagros para hacer correr el viento sobre él, Gabriel no dice nada al respecto, pero su boca se ha abierto involuntariamente un poco, y eso es lo único que Beelzebub necesita mirar para saber que lo ha hecho bien. Luego piensa, podría hacer tantas cosas en un día tan bonito como ese, pero no tiene ganas de irse a disfrutar por ahí, sin su arcángel, además, si Gabriel había pasado cuatro meses de invierno durmiendo abrazado junto a él, entonces podía quedarse en casa acompañándolo; así que hace aparecer un libro, es algo sobre detectives y crímenes que cree que estará interesante, rellena su café helado y se relaja leyendo.

El día está yendo muy bien, hasta que Beelzebub escucha que alguien o algo ha dado tres golpes a la puerta.

—Gabriel, despierta —llama —alguien está buscando.

Gabriel se levanta del piso y vuelve a vestir un traje, él va a abrir la puerta, porque no quiere que Beelzebub se moleste con eso, además no sabe quién está detrás y quiere defender a ese demonio de todas las maneras posibles.

—¿Hola?

—Hola, Gabriel —lo saludan, es un hombre alto con el cabello largo al que Gabriel no reconoce, pero por alguna razón su presencia lo hace muy feliz, y siente ganas de abrazarlo y también ganas de llorar, no entiende porqué esos sentimientos han aparecido en ese momento, pero ni siquiera le importa, porque extrañamente se siente muy en paz frente a ese hombre. Beelzebub llega a su lado vistiendo su uniforme, pero que luce demasiado limpio y planchado, y que incluso huele muy bien.

—Jesús —dice, es casi un susurro —hola, pasa por favor.

Hola, Beelzebub —Jesús saluda, a él no le importa quienes son ángeles ni quienes son demonios, ama a todos los seres por igual.

Jesús ingresa a la casa, viste una túnica blanca y lleva unas sandalias muy simples, Beelzebub sabe que siempre ha sido así, a él no le importan los excesos ni las decoraciones. Y se sienta en un sofá que le han señalado y bebe un té helado que le han ofrecido.

—Es una sorpresa tenerte en nuestra casa —Beelzebub dice —una agradable, por supuesto.

Jesús lo mira y sonríe: —Quería visitar a un amigo, además, noté que al cielo le faltaba su príncipe.

Jesús sonríe un poco más cuando ve a Beelzebub ponerse nervioso, él no ha ido por Gabriel, pero le alegra que lo amen tanto.

—¿Debo volver al cielo? —Gabriel pregunta, esa idea no le gusta mucho —a mí me gusta estar con Bee.

—Realmente has perdido tus memorias —Jesús dice como una confirmación para sí mismo —no tienes que regresar, solo tienes que estar en donde te sientas amado.

Beelzebub no puede evitar abrazarlo con fuerza cuando Gabriel ha dicho que quiere quedarse en Alfa Centauri, porque se siente amado con "Bee", y Jesús solo los mira y sonríe, para él el amor va más allá del tipo de ser que sean, él no pierde su tiempo mirando que son un demonio y un ángel. Así que hablan mucho, Jesús le cuenta a Gabriel varias historias de cuando fue un chiquillo y el arcángel estuvo con él, hay un amor grande hacia a Gabriel, por supuesto Jesús ama a todos, pero Gabriel los había amado y protegido a su madre y a él, y no podía evitar que el amor fuese especial.
Hay buenas noticias, ellos pueden ir al cielo, al infierno o a la tierra siempre que lo deseen, porque Jesús mismo ha ordenado no perseguirlos ni hacerles daño.

—Gracias —Gabriel dice, y Jesús regresa el abrazo que le están dando. —Bee siempre está preocupado por eso.

Ya no tienes porqué preocuparte por eso, amado Beelzebub —Jesús le dice, ha visto un poco de pena en su rostro ante lo que Gabriel ha dicho, y quiere reconfortarlo.

Su visita no es muy larga, pero él incluso ha felicitado a Beelzebub por su gran labor re decorando Alfa Centauri, y después, antes de irse, lo ha abrazado y le ha agradecido por cuidar a Gabriel.

Ineffable Bureaucracy / FlufftoberWhere stories live. Discover now