Cap: 21 | 𝐌𝐢 𝐟𝐢𝐫𝐦𝐚 𝐲 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨 𝐟𝐢𝐧

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TAYLOR

No quería abrir la puerta.

No quería acordar nada.

No quería que esto fuera una despedida.

Michael tocaba la puerta del departamento con mucha ímpetu de querer entrar, miré por el picaporte y otro hombre vestido en traje le acompañaba. Supe de inmediato quién era.

Roger Swindels, su abogado, con el que tantas veces trabajamos juntos a su servicio, entonces, sabía que estaban aquí ambos por la misma razón de las agónicas lágrimas que he derramado desde que regresé a Manhattan.

Él quería mantener las cosas lejanas, privadas y escritas, casi selladas por la ley, convirtiéndome en un vestigio de lo que algún día fuimos, de lo que extraño ser, que se fue sin darme un aviso, porque simplemente un día llegó a decirme que "amaba" a su esposa.

Han pasado solo días desde que Michael terminó conmigo, fingiendo un arrepentimiento sobre nuestra relación que cualquiera podría poner en duda, predicando un amor hacia su neurótica mujer que no comprendía de donde mágicamente surgía, pues cuando estábamos juntos parecía ser yo la única persona existente.

¿Y ahora pretende ser un pobre hombre bueno victima de las circunstancias?

Era una mierda.

Ayer incluso se atrevió a llevar a Lily a almorzar con su otra familia, y para mi mala suerte me enfrenté a Florence en una llamada estoica. El simple hecho de oír su voz me pateaba el hígado, me escocía el estómago y hervía mi sangre, porque la detestaba en medidas que ni siquiera pueden describirse, solo sentirse.

Supongo que ella está feliz viviendo una mentira por octava vez, siendo la perfecta esposa engañada, viviendo en su casa excelentemente acomodada y fingiendo que todo está bien. Me gustaría gritarle que estoy embarazada.

Pero dejando de lado mi coraje, mi resentimiento y furia hacia ella, todo se remitía a un común entre ambas.

Michael.

He estado tan triste y desolada desde hacía casi dos meses, perdida e incluso devastada al pensar que él me estaba haciendo todo esto, llevando a nuestra hija con su otra familia, negándome el reconciliarnos, lastimándome con su indiferencia y ahora, trayéndome a su abogado para acordar cosas que ni siquiera deberían de hablarse.

Podría solo huir de Nueva York con mi hija otra vez, pero, quisiera saber hasta donde era capaz de llegar el con su teatro de "hombre bueno", el cual puede caerse solo con que Florence me mire embarazada nuevamente, me imagino su cara aplastada y me río de ella.

Siempre me reiría de su estupidez por seguir junto a alguien que todo el tiempo la ha engañado.

—¡Señorita Williams, abra por favor!— la voz de Rogers se hace oír desde afuera.

—¡No hagas esto más difícil, Taylor!— ahora ladra él, con fuerza en su oración y quizás con ganas de tirar la puerta.

Lily estaba en casa de una amiguita del colegio, prefería que estuviera fuera de casa en vez de presenciar mis discusiones con su padre, quien parece querer borrarme de su vida como si hubiéramos sido nada.

𝐋𝐀 𝐎𝐓𝐑𝐀 𝐌𝐔𝐉𝐄𝐑 | Michael JacksonWhere stories live. Discover now