Capítulo 5

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"Sabes, es un bonito gesto", hablando por encima del bullicio de la pintoresca cafetería, Sanji mantuvo la mirada fija en el mostrador de servicio mientras dirigía su comentario hacia Zoro, "pero creo que es un poco demasiado...".

Todavía era temprano, y el cálido resplandor del sol naciente iluminaba la cafetería. El aroma del café recién hecho y de los productos horneados era casi sofocante. Un ambiente amistoso de voces zumbaba por todo el local, repleto de gente tomando su dosis antes de dirigirse al trabajo---Zoro y Sanji se habían detenido a tomar algo de camino a la sastrería.

"Ojalá hubieras dicho eso antes cuando le estabas besando el culo a Rona".

"Oh, eso no era besar culos". Agitando una mano juguetona, Sanji se rio: "Deberías verme cuando beso culos".

Manteniendo su mirada también en el mostrador de servicio, Zoro hizo una mueca desagradable - esa era una imagen que no quería asociar con su hermana nunca más.

"Lo que quería decir..."

"Sé lo que querías decir". Zoro interrumpió con un suspiro: "Pervertido".

"Se me da bien". Sanji continuó imperturbable, "Es lo que estoy diciendo".

"Ojalá no lo fueras".

"El truco es..."

"¡Americano!"

"¡Aquí!" Con la mano en alto, Zoro ignoró a Sanji y su sonrisa de comemierda. Ese maldito rubio y sus conversaciones inapropiadas. Era como si disfrutara viendo lo libertino que podía ser en público y salirse con la suya. Zoro cogió su café con un escueto "Gracias".

Al pasar junto al rubio, le lanzó una mirada de advertencia que no sirvió de nada.

Se apresuro a pasar por el puesto de condimentos y añadir un chorrito de crema, solo para que Sanji se acercara a el con su té en la mano. Aún tenía esa sonrisa de satisfacción en la cara. Zoro termino de tapar su café y sin decir una palabra se dio la vuelta para marcharse con el rubio a su paso. Una vez de vuelta en la calle, Sanji soltó una risita y hablo: "Puedo hacerte una demostración si quieres".

"Te tiraré la bebida a la cara".

Lo único que consiguió fue una risita gratificante de Sanji, que sorbía su té mientras Zoro se preguntaba cuándo se le iba a acabar la paciencia a Sanji. Había conseguido que Sanji se vistiera la noche anterior, pero nada le garantizaba que el pervertido cocinero no volviera a hacerlo.

"Entonces, tu hermana..."

"Sí..." Con una mirada dura, desafiando a Sanji a continuar por su anterior línea de conversación, Zoro gruñó: "¿Qué?".

"Sólo..." Encogiéndose de hombros, Sanji hizo un gesto de desesperanza con la mano mientras hacia una pausa para tomar un sorbo de su té. Se rió entre dientes, "intentando imaginármela. ¿Se ha contagiado de tu carácter?".

Zoro resopló: "¿Mi carácter qué?".

Sanji sonrió diabólicamente.

Con los ojos en blanco, Zoro ignoró la indirecta: "No se nota que somos parientes".

"Espero que eso sea un cumplido para ella".

"No lo es".

"No", se rió Sanji, "de verdad creo que lo es".

Zoro se limitó a dar un sorbo a su café y se negó a morder el anzuelo.

"Por cierto, ¿vamos por el camino correcto?". Sanji se detuvo y señaló con el pulgar la señal de la calle Décima, justo por encima de su hombro, y frunció el ceño: "Porque yo creía que era por la Octava".

Parasol - ZosanWhere stories live. Discover now