𝔖𝔪𝔲𝔱𝔰 - 𝔍𝔢𝔫𝔩𝔦𝔰𝔞

Dance partner.

Top: Jennie.

Bottom: Lisa.

...

Algo que a Jennie siempre le había molestado era cuando comparaban a las personas, según su pensamiento todos son únicos, tienen diferentes habilidades y aptitudes para ciertas cosas. Las comparaciones para su punto de vista estaban mal.

Incluso se le hacía incómodo cuando comparaban sus habilidades con las de hora de aprender.

—¡¿Por qué te cuesta tanto?!—grito la maestra frustrada.

Todos los compañeros de Jennie y Lisa estaban callados, quietos. Pero Jennie no sabía si en aquella ocasión podría quedarse callada.

—Te puse con la mejor de la clase esperando a que eso te ayudara un poco pero no veo el cambio.

Oh mierda. Pensó Jennie.

—Y-yo, yo puedo hacerlo. —murmuró Lisa, su voz sonaba pequeña. Se sentía tan humillada.

—Eso espero. —respondió la mujer mayor.

Jennie observó a Lisa, sentía rabia e impotencia.

—Ella...—en esos momentos Jennie no supo de dónde salió su impulso, pero pudo ver el rostro de confusión y terror de sus compañeros. Pero Lisa le veía con enojo, un enojo que parecía odio y eso a Jennie le cohibía. 

—¿Qué sucede Jennie?.—preguntó con aquella tierna sonrisa que siempre le daba a la castaña.

—Lisa... Lisa verdaderamente se esfuerza. —Jennie quería decir todo lo que pensaba, pero la mirada de Lisa hacía que su mente quedara en blanco.

—No la defiendas, ellas sabe que no es suficiente.

—Pero...—fue interrumpida.

—Por hoy se acaba la clase. —era como si lo que fuera a decir no fuese importante, eso llenó a Jennie de impotencia.

Sus compañeros no perdieron tiempo para dirigirse a los vestidores, salir de ese ambiente incómodo. Jennie solo se quedó viendo a Lisa, la rubia tampoco había dejado de verla. Jennie sabía que Lisa estaba enojada con ella por meterse, lo que pasaba es que cuando se trataba de Lisa a Jennie se le dificulta controlarse.

—Te espero en casa.—volvió a hablar la maestra, hablándole a Lisa nuevamente.

—Sí, está bien. —responde Lisa con su voz pequeña.

Jennie se sentía algo tonta, aunque defendiese a Lisa en el estudio habían otros lugares donde ella no estaba. Para la desgracia de Jennie, la misma mujer que le gritaba a Lisa en clase era la misma que le gritaba en casa.

La maestra de las chicas tomó sus cosas y entró a su oficina.

—Lo siento, no pude controlarlo. —murmuró Jennie junto a Lisa.

—Da igual, mi mamá te ama y a mí me odia. —gruñó Lisa con la mirada perdida. 

—Eso no es verdad, ella te ama, estoy segura de que lo hace. Solo que sus métodos de querer imponerte esto. —Jennie señaló el estudio.— No son los correctos.

—Yo amo el baile. 

—Lo sé. —respondió Jennie.

—¿Lo sabes?, ¿Qué sabes tú de mí?.—le pregunta Lisa molesta.

Aquí era cuando Jennie huía por su vida.

—Lo suficiente, a-ahora debemos ir a cambiarnos. —volvió a hablar Jennie.