Capitulo:6

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Navier naturalmente entró en pánico. Sovieshu estaba del otro lado de la puerta y ella sabía que no podía hacer nada para evitar que entre en la habitación.

—Sovieshu, ¿qué haces aquí?—

preguntó Navier, tratando de sonar calmada.

—Solo quería que Glorym conociera a sus hermanos—

respondió Sovieshu con en brazos Glorym.

Navier se negó rotundamente.

—Mis hijos no se relacionarán con la hija de una concubina. No permitiré que manchen su nobleza—

—Eres mi esposa y eso es suficiente para que yo haga lo que quiera, este es mi palacio. Además, es mi deber como padre presentarles a su hermana, aunque seas demasiado arrogante para entenderlo.—

Replicó él, su tono lleno de superioridad.

—Ni yo ni mis hijos tendrán nada que ver con esa concubina y su descendencia. No dejaré que manches su nobleza ni la mía con tus sucios asuntos personales.—

dijo ella, su voz ahora más firme y segura.

Sovieshu avanzó amenazante hacia la puerta, intentando abrirla a pesar de la resistencia de Navier quién había cerrado la puerta con llave.

—¡Déjame pasar, Navier! Debes obedecerme como tu esposo y como tú emperador. Estás arruinando todo con tu actitud egoísta.—

exigió él, su  expresión era llena de ira.

Navier se mantuvo firme, bloqueando el acceso a la habitación con determinación.

—Es cierto que soy tu esposa pero no estoy obligada a estar bajo tus órdenes.—

Sovieshu lleno de ira gritó.

—¡Soy tu emperador!.—

Acción que tomo por sorpresa a Navier, Sovieshu le había gritado antes por asuntos relacionados con Rastha pero nunca lo había hecho de esa manera.

Por otro lado ambos bebés empezaron a llorar con fuerza al oír el grito del emperador.

—Estás asustando a los niños, por favor retirarte.—

—Es tu culpa, Navier.—

Glorym que estaba en los brazos de Sovieshu también se encontraba llorando, por lo que Sovieshu decidió irse para dejar a la bebé con su niñera la vizcondesa Verdí.

—Tienes exactamente treinta minutos para abrir la puerta por tu propia voluntad Navier, luego de esos treinta minutos pienso tomar medidas.—

Dios este hombre realmente habla en serio, debía ingeniar un plan antes de que volviera.

—Si en treinta minutos Glorym no viene contigo puede ser que considere la idea de dejarte entrar.—

—No quería recurrir a esto pero sabes que puedo quitarte a los niños, así que piensa bien en lo que haces emperatriz, creí que te conocía pero ya veo que estaba equivocado nunca pensé que fueras tan fría con una bebé solo porque no es tu hija.—

Luego de ese intercambio de palabras se pudo oír los pasos de Sovieshu alejándose.

Segura de que Sovieshu ya se había ido Navier se permitió respirar profundamente y soltar un suspiro.

¿Pero dónde rayos esta Heinrey?

No hay tiempo de pensar en que está haciendo Heinrey, debe idear un plan para los siguientes treinta minutos.






Entre El Deber Y El Destino: La Desesperación De La EmperatrizWhere stories live. Discover now