Capítulo 7: resacas y confesiones (1/2)

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Emily

El amanecer nos sorprende a los cuatro recostados en el sofá. Bostezando y desperezándome para liberar la tensión de mis músculos, me pongo en pie como una sonámbula para encaminarme hacia la cocina. Necesito un café con urgencia. Y ni por esas estoy segura de poder espabilarme. Me siento como si una hormigonera me hubiera pasado por encima. A mi lado, Ellie se estira y me acompaña por el pasillo, alegando que también necesita cafeína. En el sillón contiguo, los chicos también comienzan a despertarse. Mark tiene el rostro pálido como la cera y aspecto de querer que se lo trague la tierra en este instante. Seguramente los primeros recuerdos de lo que sucedió anoche están empezando a inundar su cerebro. Luego vendrá la vergüenza y después el arrepentimiento. Pero ya no hay remedio. Lo hecho, hecho está.

Los dejamos allí hablando en voz baja, mientras ponemos la cafetera y tratamos de ordenar un poco el estropicio de anoche. Y eso que la cocina no se llevó la peor parte. Limpiar todo este desastre nos va a llevar un buen rato. Y, honestamente, ahora mismo no tengo fuerzas ni para levantar una taza de la mesa. La cabeza me duele horrores y estoy mareada. A juzgar por la expresión de mi amiga, a ella le pasa exactamente lo mismo. Y es que era de esperar que amaneciéramos con una resaca de campeonato con la cantidad de alcohol que bebimos. Menudo desmadre...hacía siglos que no hacía nada igual. Y lo cierto es que (pese a la resaca y a cómo terminó todo) me divertí de lo lindo. A fin de cuentas, está bien hacer locuras de vez en cuando.

Pero me preocupa Mark. Me dolió muchísimo verlo venirse debajo de esa forma por culpa de una persona que no vale nada y que no hizo más que destrozarle la vida. A él: el chico más noble, generoso y desinteresado que conozco. No se merece algo así. Merece encontrar a una persona que de verdad sepa valorarlo y quererlo por cómo es. Un hombre maravilloso. Y espero de corazón que encuentre la felicidad.

También me gustaría que pudiera hacer las paces con Justin. De cualquier forma, son hermanos y no está bien que estén peleados. Aunque la haya cagado, estoy segura de que Justin solo quería ayudarlo. Deben solucionarlo. O Janice habrá ganado.

— Dios, menuda montamos anoche— me dice Ellie, terminando de prepararse el café y una tostada de mantequilla.

— Y que lo digas— asiento yo. — Me va a estallar la cabeza.

Tras coger un par de aspirinas del armario, nos encaminamos hacia el salón con una bandeja en las manos. Lo depositamos todo en la mesa con cuidado y Mark y Liam dejan de limpiar para venir a desayunar, encantados de poder tomarse un respiro. Pronto los cuatro estamos devorando la comida en silencio.

— Mark ¿te encuentras mejor? — me decido a preguntarle, al ver que su rostro ha cogido algo de color y está más animado. Él me dedica una sonrisa de agradecimiento, algo avergonzado, y asiente.

— Sí, mucho mejor Em, gracias. Fue por el alcohol, nada serio— asegura, sin sostenerme por mucho tiempo la mirada.

— ¿Seguro? Porque parecía que querías contarnos algo— interviene Liam, suspicaz. Debo admitir que yo también pensé en ello. Pero estaba tan mal y dijo tantas cosas sin sentido que ya no sé qué pensar.

— Seguro. No fue nada, en serio— afirma, con una sonrisa que me parece algo forzada. Sospecho que se está guardando algo para sí. Pero decido no presionarlo. Quizá no esté preparado para abrirse tanto y nosotros, como amigos suyos que somos, tenemos que respetar su decisión.

— Estamos aquí para lo que necesites Mark. No lo dudes— le aseguro yo, poniendo mi mano sobre la suya. Pronto se nos une Ellie, sonriente.

— Cuenta con nosotros— dice, firme.

Amor clandestino libro 2 EN FÍSICO ✔️COMPLETAWhere stories live. Discover now