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Después de un largo día de trabajo, Nanon entra a su departamento y deja sobre el sofá su bolso y entra directamente a su dormitorio para colgar su abrigo y quitarse la ropa sucia. Hoy fue un día caluroso, desea tomar un baño largo, beber algo y dormir. Se limpia y refresca su cuerpo, se coloca la pijama y peina un poco su cabello, camina descalzo sintiendo el frío del suelo en sus pies y va a la cocina a tomar una bebida, ve una notificación en su celular y no tuvo que esforzarse en adivinar pues Ohm le escribe todos los días a todas horas. 

Peligroso:  ¿Qué haces Non?

Non: Nada.

Por primera vez no hubo una serie de preguntas cual interrogatorio, no había recibido respuesta por parte de su vecino, pero pudo escuchar en su techo como corría de un lado a otro como si estuviera persiguiendo a un ratón. En menos de un minuto estaba abajo, tocando su puerta.

-¡Holiiii!, veamos una película, traigo ramen y palomitas.

-¿No tienes nada que hacer?

-No y me dijiste que tu tampoco, así que no creo que te moleste que haya venido- respondió Ohm con una sonrisa, entrando al departamento de Nanon.

-P-pero... Ashhh... ¡Ya qué!

-¿Qué quieres ver?

-Lo que sea.

-¿Seguro?

Nanon se encogió de hombros con desgano, no le entusiasmaba compartir el mismo espacio con Ohm, pero era tan insistente y la verdad, no tenía nada mejor que hacer.

Lo observa dando pasitos por todo el lugar, caminando de un lado a otro, había llevado dos tazas de ramen instantáneo, una funda de palomitas de microondas y una almohada ridícula en forma de hamburguesa.

Él no pide permiso para nada, parece que estuviera en su casa, toma una pequeña olla limpia que estaba sobre el mesón, la llena de agua y la pone a hervir para preparar el ramen. Nanon lo observa en silencio, la verdad no puede contra él, por más que ha deseado, siempre gana. Se sienta sobre la silla del otro lado del mesón de la cocina, mientras Ohm prepara todo.

-Sólo no dejes nada sucio- se limita a decir, Ohm asiente con una sonrisa y continua en lo suyo.

Nanon lo persigue con la mirada, llevaba una pijama de Pokémon, había recogido su cabello de tal forma que parecía una piña, como aquella vez en que lo golpeó, lo cual le causó algo de gracia, las enormes pantuflas de tigre, y vaya que le parecían feas, pero parece que a su vecino le gustan esas ridiculeces.

Pudo ver su rostro de concentración mientras sacaba las palomitas recién hechas en el microondas, como vierte el agua hervida sobre las tazas de ramen, de vez en cuando Ohm lo regresa a ver y este evitaba hacer contacto visual con él.

-¿Tienes un tazón para vaciar las palomitas?

-Arriba en la alacena.

-¿Y si lo quiebro, lo puedes coger tú?

-No creo que seas tan torpe.

-Puede que si... puede que no. ¿Me ayudas?- pide Ohm abriendo y cerrando los ojos con ternura.

Nanon se levanta por fin de la silla, para alcanzar el tazón. Ohm se encuentra parado junto al mesón de la cocina, el más alto sin problema toma el tazón de vidrio que estaba arriba en la alacena, Ohm se queda quieto sin moverse, pues la cercanía entre ellos es notable, la piel del rostro de Nanon roza la nariz de Ohm y sintió una extraña sensación apoderarse de todo su cuerpo.

Se quedan mirando unos cuantos segundos, Ohm le sonríe a Nanon y por primera vez, él le devuelve la sonrisa.

-¡Tienes hoyuelos en tus mejillas!- comenta con emoción.

Un gran desastre - OhmNanon ♥Where stories live. Discover now