23. Al frente de Order.

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—Tenemos un poco de pan, dos tarros con agua, un poco de miel, dos mantas y unas cuantas ramas —contaba Iseut lo poco que quedaba en el campamento—, lo suficiente para dos días, y ahora que Atreyos está con nosotros, solo alcanzará para un día, ta...

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—Tenemos un poco de pan, dos tarros con agua, un poco de miel, dos mantas y unas cuantas ramas —contaba Iseut lo poco que quedaba en el campamento—, lo suficiente para dos días, y ahora que Atreyos está con nosotros, solo alcanzará para un día, tal vez.

—¿Qué pensaban hacer cuando se agotaran las provisiones? —interrumpió Atreyos.

—No estamos muy seguros, buscar asentamiento en otra senda es humillante, probablemente hubieramos terminado siendo mineros hasta morir —se acercó Iseut ofreciendo unos vendajes a Atreyos.

El lanzatonio negó con la cabeza prefiriendo quedarse con los vendajes viejos, pero Iseut sujetó uno de sus brazos para cambiar el vendaje, le gustara o no. 

—He tenido heridas peores, estos son rasguños —interrumpió Atreyos no queriendo más atenciones.

De pronto, la tienda del campamento les cayó encima despertando la inquietud en los tres, por fuera, Dye  estaba riendose por el accidente.

—Lo siento, fallaron mis cálculos.

—¿Y si hubiera salido mal? tendrías un problema —se quejó Amise empujando la tienda para salir de debajo de ella.

—Bien, es suficiente —negó Dye recogiendo la  tienda—, ya está todo hecho ¿Hacia dónde debemos ir?

Dye dobló la manta que hacía la tienda y observó a Atreyos esperando direcciones. Atreyos se levantó y trazó una línea recta, colocó su lanza en un extremo apuntando hacia el sol para después alejarse unos pasos.

La sombra que proyectaba la lanza indicaba una hora, de esa manera el lanzatonio fue capaz de descifrar el camino a Elrind.

—Bien, Elrind está hacia el este, pero nuestra senda estuvo por el sureste a las cercanias del rio, por lo tanto si hay agua debemos ir hacia allá —explicaba a la vez que dibujaba en la tierra un mapa de Inamorta.

—Bien, entonces apresuremonos, el sol de medio día es una pesadilla —habló Iseut recogiendo los vendajes que le quitó a Atreyos.

—Espera Atreyos ¿Hacia dónde vamos exactamente? —interrumpió Amise cargando en su espalda las provisiones.

Atreyos observó a los tres por un momento sabiendo que la idea no seria agradable.

—Regresaremos a terreno lanzatonio a tomar provisiones, si el gigante no aparece regresaremos solos a Elrind.

Los tres lanzatonios se observaron entre si sin decir palabra alguna, las viejas sensaciones de angustia y tristeza no habían sanado por completo, regresar al hogar destruido se volvía un desafío.

Dye se acercó a Atreyos para verlo de frente, manteniendo la nostalgia oculta en su mirada.

—Iremos —decretó—, todo eso quedó en el pasado.

Ante tal respuesta Atreyos asintió antes de pasar su mirada en los demás, quienes también asintieron.

Los cuatro se pusieron en marcha hacia el rio, caminaron durante horas y algunas veces se detenían a descansar por las heridas de Atreyos. El agua en poco tiempo se hizo poca, el calor del ambiente agotó al grupo en cuestón de dos horas, pero casi al atardecer pudieron sentir sobre su rostro una brisa un poco más fresca.

El Imperio de Order/ Stick War LegacyWhere stories live. Discover now