Capítulo 5

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Bajasteis apresurados por las escaleras, lo que no esperabais es que vuestros otros tres compañeros subieran desde la planta baja corriendo como alma que lleva el diablo. Al toparos los unos con los otros un grito de pánico se os escapó a unos cuantos, resonando por toda la primera planta.

Intentaste leer sus caras para entender pero fue inútil. El rubio estaba completamente pálido, tal vez la experiencia de aislamiento estuviera haciendo mella en su racionalidad a posteriori. Tu amiga seguía tan inexpresiva como siempre aunque parecía que tenía los ojos más abiertos de lo normal. El periodista temblaba de arriba abajo y no conseguía articular palabra.

‒ Atsushi-kun, ¡cálmate! ¿Qué sucede? ‒ el único íntegro en ese momento trató de poner orden, qué irónico el revés de actitudes del grupo.

‒ Dazai-san... ‒ lloriqueó ‒ La... la luz y... luego un goteo y... ¡como de sangre! ‒ las palabras salían atropelladas de su boca ‒ Salió del área de medicina forense... y... y... ‒ se echó las manos a la cabeza, tenía pinta de que iba a colapsar de un momento a otro.

‒ Lleva una sierra enorme ‒ tomó el relevo la muchacha con una insensibilidad que añadió más terror al asunto ‒ Resumiendo, hay alguien más en el edificio, un asesino, quiere matarnos.

‒ ¡¡¿QUÉEEEEEEEE?!! ‒ gritaste descompuesta.

De repente, el sonido de unos pasos acercándose se hizo notar en medio de vuestro revuelo. Dazai te cogió de la muñeca y tiró de ti decidido, todos los demás os siguieron sin pensar. La única opción estaba clara, había que salir de allí lo antes posible. Volver a la segunda planta sería como ponerse entre la espada y la pared, tragedia asegurada. Bajar por donde habían subido tus amigos era como decir "¡aquí estoy, ábreme en canal por favor!". Tu mente iba a mil por hora, lo único de lo que eras consciente es que estabas pasando por la misma zona que habías explorado con anterioridad junto a Dazai.

Todos ibais tan apresurados y se veía tan poco que alguno de los que os seguían se dio de bruces contra algo, pero siguió corriendo sin mirar atrás. El estruendo que se escuchó te hizo saber de inmediato lo que había ocurrido. El sonido de un montón de huesos desmoronándose sobre el suelo, ¡pobre Paquito! Su recuerdo siempre viviría en tu memoria hasta el día de tu muerte. El principal inconveniente es que era probable que no tuvieras mucho tiempo para honrarlo, a este paso acompañarías a Paquito al más allá en lo que tardara la sierra en hacerte picadillo.

‒ ¿A dónde vamos? ‒ preguntó Atsushi al borde de un ataque de pánico.

‒ Hay unas escaleras auxiliares, las he visto antes, podremos bajar por ellas ‒ cómo no, el psicólogo siempre tan observador y perspicaz... a ti te pasaron totalmente desapercibidas.

Finalmente las encontrasteis y en unos segundos ya estabais en la planta baja. Ahora solo quedaba llegar hasta la puerta principal. Al doblar un pasillo visteis cómo salía luz de una de las aulas.

‒ ¿En serio tenemos que pasar por ahí? ‒ preguntó Kunikida histérico ‒ ¡Estamos en el área de medicina forense, ha salido de esa maldita puerta, joder! ¡Esperad!

Parasteis en seco, era el camino más directo pero... el hombre de la lógica extrema os expuso sus razonamientos. ¿Y si el asesino se había percatado de vuestras intenciones y había vuelto a su lugar de origen? O tal vez pensó que era mejor no perseguiros y esperar en el recibidor, después de todo había una única salida, por más vueltas que dierais por el edificio era cuestión de tiempo... Sentías cómo los latidos de tu corazón retumbaban en todo tu cuerpo, especialmente en las sienes, aquello no podía estar pasando, todo era una pesadilla ¿verdad?

‒ No se escuchan sus pasos ‒ señaló la veterinaria.

¿Eso era buena o mala señal? Todos intercambiasteis las miradas a la vez que prestabais atención. Cierto, no se escuchaba ni el aleteo de un mosquito y eso era un problema, un verdadero problema. Ya no podíais intuir ni su posición ni cercanía, erais carne de cañón.

En busca de lo insólito | Dazai OsamuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora