Capitulo 10

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Para Craig regresar a casa tras tanto tiempo se sintió extraño, el cúmulo de emociones que le recorría el cuerpo con cada pensamiento intrusivo y alocada idea lo carcome como una enfermedad. Al regresar a casa, su esposa Claudia lo recibió con los brazos abiertos y un bonito pastel de bienvenida.

Los siguientes días transcurrieron en una niebla de tristeza y confusión, mientras fantasmas del pasado acudían incesantes a su memoria. A pesar del cariño de Claudia, Craig se sentía distanciado, como si algo se hubiera roto dentro de él. 

Una noche, durante la cena, ella no tardó en percibir su turbación. Con una sonrisa tranquilizadora, le preguntó:

—¿Está todo bien, cariño? Sabes que puedes contarme cualquier cosa — dijo con una sonrisa reconfortante.

Craig guardó silencio, perdido en sus pensamientos. Tras un rato hablo: —Estoy bien, sólo recordando... ¿Alguna vez has pensado en teñirte el cabello?—

Claudia dejó su plato a un lado, mirándolo con atención. Su pregunta la tomó por sorpresa. —Algunas veces, ¿Por qué lo preguntas?—

—No es nada, sólo me preguntaba cómo te verías con un cambio— se apresuró a explicar. aunque Claudia notó cierto titubeo en su voz. Intuyó que algo más subyacía tras esas palabras pero prefirió no presionarlo, decidiendo guardar silencio al respecto. 

—¿Quieres que me tiña el cabello de negro o... rojo?— Pregunto  con suavidad, acariciando sus lisos mechones rubios. Le inquietaba que Craig ahora quisiera verla de otra manera (Cuando desde hace años adulo el tono natural del cabello) —Siempre haz dicho que amas mi cabello natural.

—Por supuesto que no, amor— Se apresuro a aclarar. —Solo fue un pensamiento, no le des tantas vueltas.

Claudia asintió, aunque presentía que había algo más detrás de aquel comentario.

—Craig— dijo suavemente, mirándolo fijamente con sus ojos azules como el mar —sabes que puedes confiar en mí. Si hay algo molestándote, puedes hablar conmigo.

Craig desvió la mirada, inquieto. Claudia pudo ver el dilema interno en su rostro. Tras unos segundos de duda, él suspiró —Hay...algunas cosas de trabajo que me tienen estresado últimamente. Pero no es nada de qué preocuparse, en serio.


Craig miraba por la ventana de su oficina con la mente perdida en pensamientos. Había pasado una semana desde que volvió a casa y aún se sentía diferente de alguna manera. Abrió su diario privado y comenzó a escribir, desahogando todo lo que bullía en su interior. Plasmó en el papel sus reflexiones sobre los cambios que había experimentado recientemente. Desde su escritorio, desahogaba sus pensamientos en su diario personal, describiendo la extraña sensación que lo embargaba y la forma en que sus recuerdos junto a Tweek parecían desvanecerse con el tiempo.

Eso le atemorizaba. Temía olvidar esos momentos que tanto significaron para él. Mientras plasmaba sus temores en el papel, su teléfono vibró anunciando un nuevo mensaje. Al ver el número desconocido, estuvo tentado a ignorarlo, pero algo dentro de él lo impulsó a continuar.

Craig miró la foto del perfil, una extraña combinación de guitarra y caballo esqueletizado. Intrigado, respondió con un tímido 

"hola?"

 Su corazón latía con fuerza, preguntándose si había una posibilidad, aunque sea remota que se tratase de Tweek. Craig esperó ansiosamente, releyendo una y otra vez el escueto mensaje. Pasaron unos minutos hasta que por fin apareció la respuesta.

Libre albedrio | CreekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora