Prólogo

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Era un fin de semana y la lluvia en Fontaine no mostraba señales de ceder, como si una criatura majestuosa estuviera sufriendo en silencio, ahogándose dolorosamente en sus propias emociones.

Lyney se encontraba parado junto a la ventana, observando con detenimiento cómo las gotas de lluvia caían incesantemente sobre el cristal. El sonido constante de aquellas gotas parecía acompañar su propio tormento interno, creando una atmósfera opresiva en la habitación.

Había llegado hace menos de quince minutos, pero ya había iniciado su rutina de evadir a una persona en particular. En realidad, lo había estado haciendo durante quizás un par de días, o incluso dos semanas. La mera idea de encontrarse con ese rostro le provocaba un retorcimiento terrible en el vientre, como si todas las fibras de su ser se contrajeran en rechazo.

No podía evitar sentir que toda la comida que había ingerido amenazaba con regresar, solo con recordar el juego retorcido en el que había participado con Freminet.

Egoísta...

Aquella palabra resonaba en su mente con un eco punzante. Sabía, en lo más profundo de su ser, que había sido egoísta al involucrarlo en aquel juego. No había considerado las consecuencias ni el impacto que tendría en la vida de Freminet. Ahora, el peso de la culpa junto al remordimiento la atormentaban en silencio.

Dejó escapar un suspiro largo y pesado, como si sus pulmones anhelaran deshacerse de la carga abrumadora de culpa que la carcomía cada vez más. Cada pedazo de su ser parecía ser desgarrado por la intensidad, aquella emoción junto al remordimiento que solía consumirlo.

No podía evitar sentirse como un gran idiota, y se preguntaba una y otra vez por qué había tenido aquella idea en primer lugar. ¿Qué le impulsó a llevar a cabo ese juego retorcido? ¿Qué buscaba demostrar con todo aquello? ¿Fue movido por la morbosidad, deseando ver a Freminet vulnerable mientras lo tenía bajo su control?

Pero, en el fondo, intuía que había algo más complejo detrás de sus acciones. Se encontraba sumido en ese error de haberse aprovechado de él, aunque siempre había reconocido que sus emociones hacia su hermano menor eran confusas y ambiguas. Ahora, se enfrentaba a la cruda realidad.

¿Moral?...

¿No era todo esto, de todas formas, incorrecto? Después de todo, Freminet era su hermano menor. La voz de la moralidad se alzaba fuertemente en su conciencia, recordándole los límites que había traspasado y el daño que había infligido a aquel a quien debería haber protegido y cuidado. La ética era como un espejo implacable frente a Lyney, mostrándole las consecuencias de sus acciones y confrontándolo.

La moralidad, siempre será un conjunto de principios y valores que guían nuestras acciones, lo cual se convertía en un peso abrumador en el corazón de aquel mago. Racionalmente, sabía que sus actos eran reprochable. El amor fraternal y su deber de protección hacia su hermano menor habían sido eclipsados por sus grandes deseos retorcidos por solo anhelar o más bien obtener a la fuerza de aquel "secreto" de Freminet.

Se encontraba sumido en una tormenta de pensamientos, mientras reflexionaba sobre las posibles reacciones de las personas si se enteraran de todo lo que había ocurrido.

La idea de que los demás descubrieran la verdad le atormentaba profundamente. Temía el juicio y la desaprobación que podrían enfrentar tanto el cómo Freminet. A pesar de que él no era su hermano de sangre, sabía que eso no disminuía la gravedad de lo sucedido.

Esto podría resaltar aún más debido a la noticia anterior, que expuso en detalles aquellos fatídicos rumores, había demostrado lo invasiva y perjudicial que podía ser la intromisión de los demás en la vida privada de cualquier celebridad. Ahora, Lyney se preocupaba de que algo similar pudiera repetirse, revelando aún más secretos y volviendo esta situación aún más complicada.

Freminet...

Entonces, sus agudos ojos violetas detectaron una figura delgada en la distancia, empapada bajo la lluvia. Reconoció al instante la escafandra que Freminet solía usar. Un encuentro fortuito los colocó frente a frente.

Asechado por la culpa, mezclada con la vergüenza, apartó rápidamente la mirada. Podía sentir cómo su respiración se volvía entrecortada y un nudo de opresión se formaba en su pecho. En ese momento, retrocedió escondiéndose en aquellos muros como si se tratara de un terrible criminal.

Si hubiese sido más comprensivo, percibiría de que no solo él estaba sufriendo, sino que Freminet también estaba lidiando con sus propias emociones tormentosas.

Si el mago hubiera estado presente por un poco más de tiempo, habría notado las lágrimas que comenzaban a emerger de los ojos azules del más joven. La lluvia que caía parecía mezclarse con ellas, proporcionando un velo de disimulo para su dolor. Freminet, avergonzado de que Lyney o cualquiera le viera en tal estado de fragilidad, mantuvo la mirada en el suelo.

—Este clima... realmente no me gusta.





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Hola!, Hola!, esperando que todos tengan un lindo día, tarde o noche, si esto debería haberse subido a finales de diciembre, pero como se puede ver mi inspiración decidió irse de vacaciones jsjs, lamento mucho la espera ;^;

Este es el prólogo!, trataré lo más rápido que pueda para subir el siguiente capítulo, si es que no se me va por segunda vez mi inspiración.

Espero que le haya gustado y muchas gracias por leer!

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"Decisiones" //(LyneyxFreminet) (Lyminet)Where stories live. Discover now