CAPÍTULO 6

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Todo les había salido mal y se podía notar en las caras de los jugadores. Hace un par de horas, todos estaban ilusionados por jugar el primer partido del mundial y pensaban que iban a volver del estadio, celebrando y cantando completamente felices. Nadie se imaginó que Argentina iba a perder 2 a 1 contra Arabia Saudita ni que les anularían tres goles. Parecía que el momento que tanto habían estado esperando, el sueño de muchos de jugar su primer mundial, se había derrumbado después del primer partido. Ninguno de los jugadores o del equipo técnico, estaba de humor.

Alma y Alejo tampoco estaban felices, se sentían mal como argentinos pero peor al ver tan de cerca, a los chicos sufrir. Habían entrado a la Universidad antes que todos y subido a su habitación a esperar a que todo el equipo llegara para hablar con ellos pero apenas los jugadores pisaron el hall de entrada, se disculparon y desaparecieron. Los únicos que se habían quedado eran Paulo, Leandro, Messi Otamendi y Di María. Los más jóvenes, habían insistido para ver las redes sociales, llenas de memes y burlas hacia la selección y especialmente hacia el capitán. Ella y su mejor amigo, habían tenido que hacerlos apagar sus celulares a los cuatro para que dejaran de castigarse con los posts.

—Dios, fui un desastre en el partido. —Paredes fue el primero en hablar, rompiendo el silencio tan pesado que se había formado, mientras se sentaba en uno de los sillones que había—. ¿Qué hice?

—Lean, no te tires para abajo así porque perdimos un partido. —Alma lo miraba con pena—. Todavía se puede remontar.

—No' confiamo' de má' pero de todo se aprende. —El número diez de la selección se sentó al lado suyo y apoyó la mano en su hombro para reconfortarlo un poco.

—Sí, después de tantos años y de tantas frustraciones, aprendí que son cosas que pueden pasar. —Di María también se sentó y de a poco, todos lo imitaron—. Lo importante es seguir adelante y enfocarse en lo que sigue.

—Lo esencial es que no perdamos la confianza en nosotros mismos porque si no, ahí sí que vamos a estar en problemas. —Paulo le sonreía a Leandro, intentando animarlo y le contagió su sonrisa a Alma.

Era muy lindo poder ver y disfrutar de la unidad que había como grupo. Todos se apoyaban en las buenas y en las malas e intentaban ayudar al otro, nunca a perjudicarlo. El cariño que se tenían y que crecía día a día, a medida que se iban conociendo mejor entre todos, la hacía sentirse afortunada de poder disfrutar de esta experiencia.

Alejo pasó su brazo sobre los hombros de ella y la abrazó mientras Otamendi agarraba el mate y el termo y se ponía a cebar. Se quedaron ahí un rato largo, hablando sobre el partido y sobre el sabor amargo que les había dejado. Alma había intentado desviar el tema de conversación para que no siguieran desalentándose pero parecían necesitar descargarse y hablar del tema así que, se rindió y los escuchó desahogarse por dos horas seguidas. En un momento, los cinco jugadores se pusieron de acuerdo para que ella tomara nota de lo que decían si consideraba que le serviría para su trabajo. No le gustaba la idea de usar la tristeza y la frustración que estaban sintiendo como material para su ensayo pero al ver que se rehusaba a anotar, empezaron a hacerlo por ella y no le quedó otra opción.

—No hacía falta, chicos —les agradeció con una sonrisa—. Muchas gracias.

—¿Al menos usamos esta experiencia de mierda para algo productivo, no? —Otamendi intentó reírse pero pareció más un suspiro resignado que otra cosa.

—Capaz que nuestras desgracias, hacen que te saques un diez. —Leandro le guiñó el ojo y Alma pudo darse cuenta de que estaban rojos. Estaba intentando que no se notara las ganas de llorar que tenía.

—Voy a hacerles una mención especial a cada uno de ustedes —les dijo viendo la hora en su celular—. Debería subir a bañarme así que, los veo dentro un rato en la cena. Intenten descansar que les tengo fe para el partido contra México. —Había empezado a caminar para el ascensor pero se frenó y lo miró a su mejor amigo—. ¿Vos venís Ale o te quedás un rato más acá?

Un mundial diferente | Lautaro MartínezWhere stories live. Discover now