XII

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Luzu yacía durmiendo a pierna suelta, enredado entre las sábanas y con su cabello desordenado por su movimiento nocturno, el sol le iluminaba el rostro con cariño y las aves lo saludaban desde el otro lado de la ventana con un agradable canto

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Luzu yacía durmiendo a pierna suelta, enredado entre las sábanas y con su cabello desordenado por su movimiento nocturno, el sol le iluminaba el rostro con cariño y las aves lo saludaban desde el otro lado de la ventana con un agradable canto. A su lado, se encontraba el príncipe, recostado y recargando su cabeza sobre el pecho de su amado, totalmente ajeno a lo que pasaba a su alrededor.

Sin embargo, un par de golpes a la puerta los hizo despertar de inmediato, y cuando escucharon la tan conocida voz de la Señora Nieves llamar y pedir permiso para entrar, Wilbur en un acto de instinto se arrastró a través de las sábanas y se ocultó bajo la cama, temiendo que pudiera recibir alguna reprimeda o pudiese haber algún malentendido.

Las puertas se abrieron y la nana entró con el característico carrito metálico con el que llevaba el desayuno, y al estar a la par de la cama, carraspeó con un poco de impaciencia mientras daba zapatasos al suelo.

—¡Wilbur! —exclamó en un tono molesto —Sal de ahí o te llenarás de polvo.

El príncipe asomó la cabeza con lentitud, y al ver la expresión de enfado de su nana, salió sin chistar de su escondite. Luzu rio con diversión, no estaba lo suficientemente despierto para entender por qué Wilbur decidió esconderse, pero sin duda ver a Su Majestad oculto bajo la cama era hilarante.

—Quiero que ambos sepan que no me interesa qué hagan por la noche, no es mi asunto, ustedes son unos adultos —comentó mientras tomaba los platos del carrito y los colocaba sobre las pequeñas mesitas auxiliares para la cama —lo que sí es mi asunto es que empolven sus prendas, no saben lo difícil que es deshacerse de las manchas difíciles para quienes se encargan de lavarlas.

—L-Lo siento —dijo reincorporándose al lado de Luzu, quien lo recibió con una sonrisa.

—Wil, el chamán me pidió que vayas lo más pronto posible con el muchachito, necesita de tu apoyo, así que es mejor que te des prisa.

Sin más que decir, la Señora Nieves se retiró de la habitación con pasos rápidos, con el baile de reconciliación tan cerca, había mucho por hacer, en especial planificar el banquete del que por supuesto ella se ofreció a hacerse cargo.

—Comamos rápido, Luzu.

Luzu asintió metiendo la primera cucharada de comida a su boca, fascinado por el sabor que solo la Señora Nieves podía lograr crear en sus platillos, siendo así, ¿cómo podría comer rápido? De verdad, adoraba disfrutar de cada bocado como si fuera el último.

Terminaron sus desayunos con rapidez y se dirigieron a una de las habitaciones cercanas, al entrar, se encontraron sobre la cama con un joven de cabello blanquecino y ojos rasgados, su armonía facial era como la de un muñeco de porcelana, con sus mejillas rojizas y su rostro redondo. En una de las cajoneras, se hallaba un hombre de tez morena y complexión ancha con una larga y frondosa barba oscura guardando lo que parecía ser utencilios médicos en una cajita.

Limbo ཐིཋྀ LuzburWhere stories live. Discover now