Es el cumpleaños de John.
Y aquí estoy, disfrazada, porque también es Halloween, y el tonto de Elijah le ha montado una fiesta de disfraces, cuando a él no le gusta eso, y le tengo a mi lado quejándose, y eso me hace gracia.
– Oh, venga John, disfruta.
– No puedo disfrutar, estoy ridículo – me río.
Si, la verdad, es que el disfraz es bastante feo, Elijah le ha comprado un disfraz de T-Rex, si, de esos que se hinchan, y no puedo mirarle sin reírme, porque es muy gracioso verlo con eso puesto.
– No estás ridículo, es Halloween, todos vamos disfrazados.
– Tú vas increíble, yo voy nefasto – suelto una carcajada.
No he podido hacer gran cosa. Me he comprado un vestido corto negro y que se ciñe a mi cuerpo como una segunda piel, marca bien mi figura. También me compré un gorro de bruja, unos guantes y una peluca negra, eso, junto con unos tacones y labios negros, voilà. Fácil, rápido y sencillo, y además, me queda bien, ¿qué más se puede pedir?
– ¿Me queda bien la peluca?
– Claro que te queda bien, estás guapísima. Sin embargo, yo parece que estoy gordo – me tapo la boca para no volver a reírme.
– No, además, Eli lleva el mismo que tú y está encantado.
– ¡Porque él está acostumbrado a hacer el ridículo, yo no! – me llevo la mano a la boca, amagando una carcajada.
– Mira, voy a traerte una copa para que se te pase el enfado, ¿vale?
– Vale, pero el enfado no se me va a pasar – me río y voy dentro de su casa para ir a la cocina, y preparar dos vasos de lo que sea que haya por aquí.
Hay mucha gente y el aforo se ha ido un poco de las manos, pero está siendo divertido.
– Hombre, hola bruja – elevo la vista para ver a un chico disfrazado de mecánico, que no se quién es.
– Hola – sonrío en su dirección – ¿Nos conocemos?
– Pues no, pero me gustaría – suelto una carcajada – Llevo un rato mirándote, ¿no te has dado cuenta? – muevo el pelo largo negro de la peluca hacia atrás, estoy tan acostumbrada a mi pelo corto ya, que se me había olvidado lo que era esto.
– Estoy tan acostumbrada a ser el centro de atención que no me he dado ni cuenta – él eleva las cejas y pone una sonrisa seductora en la cara.
– ¿Cómo te llamas, bruja?
– Jade, ¿y tú, mecánico de Lewis Hamilton? – él se ríe.
– Jackson – me tiende la mano y se la estrecho.
– Tengo que llevarle esto al cumpleañero, Jackson – cojo los dos vasos rojos entre mis manos y él asiente.
– Está bien, no te quitaré el ojo de encima – me señala y me río, saliendo de allí.
Busco a John pero no le veo, ¿dónde está? Tampoco veo a Sarah, pero veo una cola de T-Rex, así que, con la esperanza de que sea él, voy. Pero me equivoco al llegar y ver a Elijah, y oh, sorpresa, hablando con la misma chica del gimnasio. Me iba a dar la vuelta, pero no puedo porque él me ve, y ella también, así que pongo la mejor de las sonrisas hacia ellos.
– Hola, ¿has visto a John? – le pregunto, y él me mira de arriba abajo, no me había visto aún.
Elijah ha montado todo este tinglado pero ha estado tan ocupado recibiendo a la gente, colocando las bebidas, y ayudando a John con su traje, ni si quiera sabe quién está aquí y quién no.
YOU ARE READING
El cielo de Colorado
RomanceEn el silencio de las Montañas Rocosas, escucho sus antiguos susurros. Cuentos de vetas de oro y plata, tallado por el tiempo y las fuerzas elementales. A través de senderos sinuosos y valles verdes, el espíritu de exploración llama, mientras piso s...