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-ˏˋ⋆ III. ENTRENOSOTROS ⋆ˊˎ-
De solo observarlo me sentía nerviosa, no era la primera vez que lo veía cargando mi bolso pero cada que lo hacía me sentía igual de emocionada.
Mackenyu hablaba con sus agentes y manager con mi bolso colgando de su hombro derecho; le daban órdenes y ponían al día en su agenda.
Si, mis oídos estaban al tanto de entender lo que decían pero había una mezcla de japonés y otro de inglés. En si solo oía que le pedían cuidado, que estaba bien que saliéramos pero que estuviera al cuidado porque en Japón estaban rondando fotos, de ahí; ya no entendí ni oí más.
─ Amira, si quieren salir debemos ir junto a ustedes ─ mi manager mencionaba teniendo la mirada en su tableta, la última cena que tuvimos lo hicimos sin el consentimiento de nuestro personal así que si, probablemente por ello nos estaban llamando la atención.
─ Si, lo siento Simón ─ baje la mirada pese que sonreía, no me sentía culpable.
─ Eiji estuvo como loca ─ ahora me veía, para él mi vida personal era fuera de su alcance pero siempre me aconsejaba para cuidar mi figura pública. Eiji era el manager de Mackenyu. ─ En fin, ella parece que no te tolera ─ rió mirando hacia la dirección donde estaban ellos ─ Así que deberías de ganartela.
─ ¿Ganarmela? ─ asintió.
─ Le encanta el espresso y siempre lo toma muy de temprano, si quieres tener tus escapadas con ese chico deberías de moverte ─ decirlo de ese modo hizo que mis mejillas se descontrolaran.
─ Que cosas dices Simón, Mack es solo mi amigo ─ se echó a reír y solo pude sonreír, me conocían todos mundo menos yo o solo eso quería creer.
─ Calla que ya viene su equipo ─ palmeó mi hombro haciendo que ambos nos detuvieramos ocasionando que me diera risa solo ver esa cara de agrio que le mostraba a la gente, "rostro profesional".
Eiji y Simón se acercaron mutuamente comenzado a hablarse casi a susurros.
─ Disculpa todo esto, así somos los japonés, cuidan hasta lo más mínimo ─ asentí, se podía ver, la situación lo incomodaba.
Por impulso mis manos se tomaron de su angosto brazo y tímidamente le sonreí obteniendo su atención, nuestra altura nos diferenciaba por una cabeza y obtuve esa sonrisa. Dios ya entiendo porque estoy loca por este hombre.
