Capítulo 09

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Me vestí y volví a la cama, estábamos en silencio, yo solo observaba como él se colocaba la camisa que se había quitado apasionado hace un momento.

—Quiero saber quién es Alicia —solté.

—¿Quieres saberlo todo? —me miró —ella significó mucho para mí.

Los celos me desbordaban, pero realmente quería saberlo todo, quería confirmar que el ya no sentía nada por ella, que realmente tenía su corazón libre, porque se perfectamente lo que es amar a alguien, y que eso que idealizabas tanto, al final era una farsa.

—Quiero saberlo —me quedé en silencio —quiero conocerte Éric.

—Está bien, te contaré todo lo que quieras —se paró y me ofreció la mano —vayamos afuera.

Salimos y nos sentamos en las bancas de un parque que estaba frente al hotel, la ciudad estaba desolada, las calles limpias y las luces cálidas qué reflejaban la hermosa noche.

—Ella fue mi primer amor —dijo mirando el cielo nocturno.

Cada palabra me llenaba más de celos inmaduros, sé que no debería sentir celos por un tiempo en que yo ni siquiera era parte de su vida, pero era inevitable.

—¿Aún la quieres? —bajé la cabeza —quiero me respondas con la completa verdad, dime lo que te dicta el corazón.

—Ni siquiera tengo sentimientos hacía ella, no la quiero ni la odio, simplemente es Alicia.

Su respuesta fue sincera, sus ojos no mentían.

—¿Por qué te preocupabas entonces? —volví a cuestionar.

—Su padre me llamó, me dijo que se había escapado de casa —suspiró —me pidió que la enviara de vuelta sana y salva, es su única familia —contestó.

—¿La amaste? —pregunté —en realidad no quería escuchar esa respuesta, en el fondo de mi corazón quería que dijera que no, que no la amó lo suficiente.

—Lo hice, como a nadie —se acercó a mí.

Mis lágrimas cayeron de la nada, sin darme tiempo de contenerlas.

—¿Estás llorando? —me abrazó —es mejor que dejemos hasta aquí, no quiero que vuelvas a llorar por mi culpa.

—No, no, quiero escucharlo —limpie mis lágrimas y me dispuse a continuar la conversación.

El me miró y un poco indeciso continuó: —Nos íbamos a casar.

Alicia me lastimó de la manera más detestable qué existe, me utilizó e hizo qué abandonara todo lo que amaba para estar a su lado, hirió tanto mis sentimientos que me prometí no volver a sentirme así por nadie más.

—¿Entonces por qué haces esto conmigo? —me levanté —no logro entenderte.

Mis palabras ya no fluían de la misma manera.

—Eres alguien a quién no deseo lastimar —se levantó y se paró frente a mi —tampoco me puedo, no, tampoco me quiero alejar.

—¿Por qué te quieres aferrar a algo que no funcionará? —le pregunté mirándolo fijamente.

—Porque llegaste y le diste sentido a esta vida de mierda.

Porque me hiciste volver a querer despertarme cada mañana, porque sabía que vería tú rostro lleno de lunares.

Romina, no puedo decirte te amo, pero...

Puse mi dedo singular en sus labios para evitar que siguiera hablando.

El poder de tus besosWhere stories live. Discover now