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Maiko Kentaki fue salvada de pequeña por Kento Nanami, una maldición había tratado de poseerla y matarla sin embargo el rubio impidió la última cosa. Nanami a kilómetros había logrado sentir que la pelirroja tenía sangre maldita corriendo por sus venas, pudo haberla matado allí y no darle la oportunidad de crecer y disfrutar de su vida, pero decidió no hacerlo. A cambio le brindó un techo donde dormir y alimento, el joven en ese entonces la había adoptado como un hermano mayor, pero la niña de ojos verdes siempre lo observó con admiración y como un padre para ella.

Se encargó de buscarle una buena escuela donde la instruyeran bien, pocos sabían de la presencia de esta niña, uno de ellos era Satoru, el cual le había alegrado la idea y le había dicho a Nanami que parecían gemelos adoptando niños, cosa que hizo al rubio arrepentirse de decírselo.

La primera amistad que forjó fue con Megumi y Tsumiki, por obvias razones, Gojo no paraba de decirle a Maiko que era su tío y que ellos eran sus primos, era algo muy gracioso de ver, aunque a veces a la pequeña le daba miedo las actitudes del albino.

Con el tiempo Maiko fue creciendo, para Nanami no fue algo muy fácil de lidiar, estaba acostumbrado a compartir con chicos, en especial con el difundo Haibara, pero con la pelirroja tuvo que empezar a comprender cosas y no le fue tan mal, nada que a un padre primerizo no tuviera que afrontar. A pesar de que le costó, jamás se arrepintió de darle hogar a la joven, después de todo ese día que la rescató, no había sido la única en ser salvada, la tristeza y soledad que tenía el rubio, había sido llenada de amor por la pequeña, en pocas palabras, era su familia.

Nanami la fue entrenando poco a poco hasta cumplir los quince años, ya que Maiko fue llevada a la escuela de hechicería, donde sería entrenada lo que restaba por Gojo, allí fue conociendo a sus otros compañeros y también lo vio por primera vez a él...

...a Ino.

Jamás olvidaría su risa, quién fue quien la atrajo hasta donde él se encontraba, era un chico muy lindo, su personalidad la había llamado la atención, sin embargo, tal vez su primer encuentro con él no sería como se lo imaginó.

Tiempo después empezó a cruzárselo muchas veces ya fuera cuando iba a visitar a Nanami o él se presentaba por los pasillos, el castaño empezaba a ir con su mentor o solo él a la escuela de hechicería, todos decían que era para convivir más con Megumi, o al menos esa siempre era su excusa. Pasando el tiempo llegó Yuji, donde se le fue más fácil ocultar la razón por la que frecuentaba el lugar.

Moviéndonos un poco al presente, Maiko ahora tenía diecisiete, los entrenamientos con Gojo la habían hecho más segura de sí y con las capacidades de desplazarse bien en combate, inclusive se podría decir que pasaba tanto tiempo con el albino, que algunas costumbres, actitudes y palabras las había adquirido la pelirroja, cosa que a su padre adoptivo no le agradaba bastante, pero no podía hacer más nada.

Aquel día la joven caminaba con su uniforme, tranquila mientras escuchaba a su profesor hablar, tenían una buena relación, siempre Satoru bromeaba con Megumi de que debía haberla adoptado a ella y Nanami a él.

—Por cierto, casi lo olvidaba.

—¿Qué cosa, profesor?

—Hoy viene Nanami con tu novio.

La joven puso sus ojos en blanco.

—No es mi novio, es un idiota.

—Ustedes dos siempre se la pasan peleando, ya admitan que se aman.

—¡No lo amo! Es ese imbécil que siempre le gusta molestarme.

—Los que pelean se aman —canturreó el de ojos vendados.

I Can See You || Ino TakumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora