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Podía escuchar lejana la plática de las tías. Reían y hablaban cómodamente sobre las nuevas tendencias de moda, sugiriendo cambios de opinión sobre las vestimentas para la boda de última hora. Mi mirada no se alejaba de la puerta. Estaba ansiando poderosamente la llegada de mi medio hermano y de papá Han. Los dos se había ido en compañía del novio y del resto de los hombres, con el propósito de probarse los trajes para la ceremonia. 

—Entonces, _____...

Me giré al instante, notando la mirada de la tía Nayeon sobre mí. Me sonreía amablemente en compañía de las demás tías. Mi madre y la abuela estaban teniendo una plática en la oficina del terror así que en ese momento me vi sin escapatorias, resignándome solamente a la espera de aquellas palabras suyas. 

—... ¿Tienes novio? —continuó.

Sentí las mejillas ardientes y la forma en la que un nudo se instalaba en la boca de mi estómago. Bebí un sorbo de mi limonada y negué suavemente, siendo receptora de las miradas escandalosas, como si hubiera cometido un pecado. 

—Yo a tu edad ya me estaba casando —mencionó la tía Yeri.

—¿En serio? —pregunté.

Las tías se burlaron y todas negaron con gracia. Pude sentir la comodidad del momento, incluso con sus imponentes presencias ahí conmigo. Eran mujeres de altos títulos, con grandes experiencias y cerebros tan brillantes que prometían años de encierro en la cárcel si me atrevía a mentirles. Si no fuera porque ya las conocía un poco, definitivamente habría estado agobiada hasta por estar compartiendo el mismo oxígeno. 

—Igualmente eres muy joven para pensar en tener novio —agregó.

—Yah, eso no tiene sentido, puede enamorarse si así lo desea, sin importar su edad —aseguró la tía Nayeon—. Quiero suponer que al menos tienes un enamorado. 

Automáticamente la imagen de Changbin vino a mi mente. La escena catastrófica de él y Soyeon revivió en mi memoria y solo quise regresar el tiempo para poder evadir esa pregunta.

—Oh, uh~... Esa carita grita decepción —canturreó la tía Dahyun—. ¿Qué fue lo que te hizo ese desgraciado?

Quise sonreír por la mención de ese adjetivo, pero no pude, automáticamente me vi amargada por los recuerdos de esa noche y fue sólo por la caricia de la tía Sana que me di cuenta del puchero que estaba haciendo.

Las miré a todas y ellas me miraban a mí. Me veía tan pequeña a su lado que me sentí protegida de alguna manera. En toda mi vida la única mujer verdaderamente cercana a mí, era mi madre. No tenía amigas, sólo amigos y Seungmin, a pesar de saber sobre mi enamoramiento con Seo, no era el mejor consejero, por eso, verlas tan interesadas por mi historia me hizo conmover. Mi garganta dolía y la lengua rascaba para que pudiera dejarla expresarse libremente.

—Puedes confiar en nosotras, de cualquier manera, somos familia y eres la hija de nuestro adorado hermanito.

La suavidad en las palabras de la tía Sana fueron confortables. Bebí un nuevo sorbo a mi vaso y refresqué la garganta.

—El chico que me gusta me ve como su pequeña hermanita y está detrás de otra —confesé—... Pero me decidí a que no seguiré buscándolo.

—Aish, esa es mi niña —celebró la tía Nayeon—. No sé tú, pero yo aprovecharía este cambio radical para hacerle saber de lo que se ha perdido, eres linda y no supo aprovecharte.

—Nayeon tiene razón —secundó la tía Dahyun—. No hay nada más satisfactorio en este mundo que hacerle ver a un hombre que es estúpido, confía en nosotras, te ayudaremos a convertirte en una verdadera reina y ese mocoso va a llorar como un bebé —aseguró.

Mi corazón se alborotó y mi cuerpo se relajó. Las tías comenzaron a planear una serie de puntos a mostrarme en los próximos días. Se veían tan decididas y emocionadas que llegué a sentirme como si fuera tan sólo una Barbie a la que han rescatado del basurero y que pretenden arreglar.

No obstante, mi corazón roto imaginó la escena de un Changbin que me perseguía como perrito arrepentido, con la cola entre las patas. La simple imagen me fue satisfactoria y ya ni siquiera me importó si terminaba rompiendo la promesa con mi medio hermano.

****

—Mmmh, no estoy segura.

Mi voz sonó alta dentro de mi habitación. Estaba demasiado cómoda como para poner atención a mi volumen. Además, por fin vestía con la comodidad de mi pijama guanga y discreta.

Mis ojos no abandonaban la manicura de mi mano. En toda mi vida, nunca habría pensado que tendría las uñas sobrepasando a mis dedos con un tono rosa oro.

Era extraño..., pero me gustaba.

—Podemos intentar con algo de Day 6.

Sonreí. De hecho, ya saboreaba las palabras de Seungmin, así que ni siquiera pude considerarlo como un pensamiento que haya sido bien estudiado.

Reacomodé la cabeza en la almohada y solté un suspiro, mirando ahora la manera en la que la pulsera de Haneul colgaba en mi muñeca.

—Está bien —acepté—. Buscaré la versión acústica de alguna canción y te la mandaré.

—De acuerdo.

Seungmin se silenció y escuché el roce de sus sábanas. Eran más de la media noche y ambos habíamos estado hablando por más de dos horas. No hay quejas, en realidad hablar con él me supuso un cambio de aire en esta casa llena de mujeres y estoy segura de que había terminado por buscar tips femeninos en Google si Minnie no me hubiera contactado.

—¿Cómo va todo por allá?

Sabía a lo que se refería. Sabía que se trataba de Seo porque lo primero en preguntarme fue sobre mi situación en la casa y con la familia.

Giré la almohada y refresqué mi mejilla de manera relajada con la zona fría. Mis ojos viajaron autónomos hasta la silla frente a mi escritorio donde pude ver algunas bolsas de la tienda de ropa.

—Todo bien, Minnie —sonreí—. Mi corazón sigue doliendo, pero ha no es insoportable..., poco a poco.

—Me alegro de oirlo..., espero que tu ánimo continúe así. Cuando vuelvas me aseguraré de llevarte por una nieve cara.

—No caeré de nuevo, lo prometo —bostecé—. Saluda a todos ahí de mi parte, por favor.

Minnie se vio interrumpido por su propio bostezo. Nos despedimos y luego de unos segundos la llamada se colgó, entonces mi habitación se vio impregnada en un silencio profundo.

Dejé la mirada puesta sobre las bolsas y el vestido para la boda. Era hermoso, de acuerdo, pero me sentía insegura con tan sólo saber que eso iba a vestir frente gente de alto estatus.

Todo estará bien.

Me lo repetí a mi misma como un mantra personal. Tenía que guardar la calma y no volverme loca, no podía hacerlo cuando todavía ni conozco a las dichosas amigas de la abuela Han.

Era claro que los resultados de mi estabilidad emocional iban a depender del día de mañana, por ello mismo tampoco podía empezar a jarlarme los cabellos desde ahora.

♥️

ONE OF THE BOYS || SEO CHANGBIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora