Llego a mi casa, no quiero ver las caras de la gente, me miran pasar, creo que ya varios lo saben, saben que mi hermana de ha ido...
Oigo una vocecita pequeña que me habla.
- Tía pocho! ¿Ya no te duele tu pancita? - es mi sobrina.
- No amor, ya no me duele. - sonrío por primera vez.
Entro al cuarto de mi hermana, es... Doloroso, desesperante, horrible el saber que ya no la veré ahí, acostada, o frente a su tocador maquillándose.
Busco su vestido, un jomper de estampados leopardo, a ella le gustaba lo extravagante y su ropa interior.
Siento algo en mi garganta, un nudo, un grito atrapado, no he llorado, no he sacado nada.
Tomo el vestido, sus zapatillas negras, y busco en su halajero, un collar de cadena, anillos, un par de aretes dorados, un reloj, y un juego de 5 pulseras.
Su maquillaje, lo veo, registro cada rincón para recordar cuál era el que usaba al maquillarse, tomo su cosmetiquera, y la coloco junto al vestido y las zapatillas en una bolsa.
Salgo de la casa y me quedo pasmada al ver el altar que mi prima y mi tía han hecho...
Telas blancas y rojas, flores.
Les doy las fotos de Melissa y las colocan en cuadros. Que la verdad, no recuerdo quién compró.
No puedo seguir viendo esto, siento que es mentira, siento que estoy soñando, no sé qué pasa afuera, no quiero saber...
- Cielito, vamos a hacer aguas de sabores, ya sabes, para las personas que vengan a acompañarlas - dice mi vecina y compañera de trabajo de mi Mamá.
- Está bien, mi prima y mi tía traerán algunas cosas, yo iré a la funeraria.
Salgo de ahí me voy en el transporte hacia la funeraria.
No regreso a ver a nadie, sin embargo todas las miradas van hacia mi, no escucho a nadie, sin embargo todos están susurrando sobre lo que ha pasado. Deberían tener un poco de respeto, pero... Así es la sociedad.
Veo mi móvil y me doy cuenta que ya son las 6 de la tarde. Voy en la ventana, viendo a todos, viendo a la gente. El paisaje, los movimientos, pensando en tantas cosas y a la vez en nada. Tengo los ojos llorosos, tengo la piel erizada. Me han llegado muchos mensajes de condolencias, personas que sé que son sinceras conmigo.
Llego a mi destino y bajo del transporte, camino hacia la funeraria, normalmente, como si nada hubiese pasado.
Hay conocidos en la entrada, que me ven y me saludan con caras tristes, con compasión.
Entro y me dicen que mi mamá está en la oficina de la dueña, haciendo el papeleo correspondiente.
- Mamá. - abro la puerta.
- Pasa, aquí esta mi amiga.
En efecto, ya la vi, pero no recuerdo como se llama, me acuerdo de quién es, menos su nombre.
- ¿Ya tienen la caja?- le digo a mi mamá.
- Si, los que la van a cambiar están esperándote para ponerle su vestido.
Salgo y le doy la bolsa con el vestido a los muchachos, son tres. Ellos la van a cambiar.
- ¿Quien va a maquillarla? - me dice uno de ellos.
- Yo. - le contesto.
Se van directo al cuarto donde está ella para cambiarla, y yo me quedo con mi mamá y su amiga en la oficina.
Ahora debo esperar para maquillarla.
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- Ya puedes pasar a maquillarla. -me dice uno de los muchachos.
- Voy. - me levanto enseguida y voy hacia el cuarto.
- Aquí, allá está todo lo que necesitas, un cepillo, gel y otras cosas. - me dice uno de ellos señalando un mueble.
- Gracias. - me paro frente a mi hermana, esta en una especie de mesa de cemento.
Veo su rostro sin maquillaje, pálido y frío. Ya sin vida.
Le han puesto el collar que yo traía e iba a ponerle, pero ellos lo pusieron como cinturón.
- No es un cinturón, es un collar. - les digo .
Se sorprenden.
- Puedo quitárselo y...- me dice uno de ellos.
- No, no te preocupes. Dejalo así, creo que se ve bien de todos modos. - le sonrío.
Me dispongo a acomodar las cosas y mi hermana en una mesita, para así poder tomarlas.
- Aquí hay guantes- me dice uno de ellos.
Me pongo unos y tomo la base de maquillaje.
Me miran consternados. Asombrados, y están al lado mío.
- Te dedicas a esto entonces. - me dice uno.
- No, aún no trabajo. - le digo.
- ¿Y porque la maquillas? ¿Que era para ti? - me dice el otro.
- Es mi hermana. - le contesto, con una sonrisa.
