Capítulo 4: La larga cola de chicas en el pasillo

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Snape bajaba hacia las mazmorras y ya sentía los nervios en la boca del estómago. Se sentía cada día más enfermo. No quería acercarse a las voces que desde la escalera oía. Sabía que hoy volvería a ser otro aburrido e interminable día firmando autógrafos y recibiendo a sus fanáticas. Pero eso no era lo peor. Lo peor era...

—¡Buenos días, profesor Snape! —dijo uno de los hombres de seguridad al final de la interminable cola de chicas que empezaron a gritar en el instante en que lo vieron.

—Qué hay Phil. —dijo Snape haciendo una mueca de desagrado ante todos aquellos gritos histéricos.

Junto a Phil un gran grupo de chicas en la cola que llevaba a su despacho saludaban a Snape intentando llamar su atención. Llevaban pancartas, regalos, camisetas con la foto de Snape, había algunas haciendo cosplay de él, otras con los uniformes de sus casas... Snape ya sabía lo que iba a encontrarse. Era su martirio diario, su pequeño infierno particular.

Como todos los días intentó disimular que no notaba los flashes de los móviles, las risas histéricas o los desconsolados lloros por él, mientras pasaban junto a la larga cola de chicas custodiado por dos agentes de seguridad mientras otros vigilaban a las fans. Pero entonces de la nada, una de aquellas pancartas con su nombre escrito en letras grandes le dió de lleno en todo el narizón.

Snape cayó de espaldas mientras los dos de seguridad se quedaban mirándolo conteniendo la risa. Luego de algunos segundos le ayudaron a levantarse y Snape miró a su derecha para hallar al culpable de aquello.

—-¡¡¡¡AAAAAHHH!!!! ¡¡¡Profesor Snape, lo siento!!! ¡Estaba tan emocionada que sin querer le he dado! ¡¡Ha sido un accidente!!

Snape dirigió su vista hacia aquella voz chillona. Eran un grupo de tres, la que le había dado con la pancarta llevaba el uniforme de Slytherin y las puntas del cabello de color azul. Lo miraba como si fuera algo brillante. A su lado había una chica que también iba de los colores de Slytherin pero llevaba unas horrendas lentillas azules. La última chica llevaba el uniforme de Gryffindor y el pelo teñido de rojo con otras lentillas verdes que se notaban a distancia que lo eran.

—Decidme vuestros nombres para apuntaros en la lista de las peligrosas —dijo Snape mientras hacía una mueca con los labios y juntaba las cejas. Las chicas rieron.

—Yo soy Lily Alice Black Evans —dijo la que traía el uniforme de Gryffindor.

—Roxanne Isabella Collins Wallflower —dijo la chica de las lentillas azules.

—Yo me llamo Elizabeth Elinor Wulbertang Berrycloth, nacida sangre pura pero soy descendiente de un largo linaje de mujeres banshee francesas y mi padre es descendiente de vampiros. Yo poseo unas habilidades únicas que nadie más tiene en mi familia, como por ejemplo leer la mente y por eso me han hecho bullying toda mi vida y no encajo en otros colegios mágicos. Soy una paria.

Snape tomó aire lentamente y luego lo soltó despacio. La miró hastiado. Otra vez lo mismo de siempre.

—Claro que sí y luego te despiertas.

Dijo Snape harto de oír esos nombres estúpidos y estrafalarios. La chica hizo un mohín de molestia y con el poco orgullo que le quedaba lo miró en silencio.

—Dime tu nombre de verdad o llamo a seguridad para que te echen de aquí. —dijo Snape.

—Mariana Morales —dijo la chica avergonzada.

—¿Y tú?

—Yamira Mendoza. —la chica de las lentillas azules bajó los ojos un poco y se tocó el pelo negro.

Snape entonces miró a la chica que venía con el uniforme de Gryffindor.

—Yo soy Julia María Sánchez Pérez. —dijo con la voz entrecortada.

—Bien. Mucho mejor que esos nombres estúpidos sacados de una novela de Wattpad. Ahora dejad de montar jaleo y esperad vuestro turno para entrar.

Acto seguido siguió caminando junto a su escolta con el rostro ligeramente torcido por aquella interrupción y por aquel tortazo que le habían dado sus fanáticas.

𝑆𝑛𝑎𝑝𝑒 𝑦 𝑠𝑢𝑠 𝑓𝑎𝑛𝑎́𝑡𝑖𝑐𝑎𝑠Where stories live. Discover now