XXVI

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Claudia POV.

Desde que Nela se fue estoy completamente devastada, no se nada de ella, no se si esta bien, no se absolutamente nada... esa noche intente llamarla millones de veces pero ninguna de mis llamadas tuvieron éxito por la mala recepción de este lugar, esa misma noche le conté todo a mi madre ya que se preocupo mucho al ver el estado en el que me encontraba.

Le conté todo sobre Nela y yo, sobre nuestra relación y lo feliz que me hacía, llore tanto esa noche que al día siguiente era incapaz de abrir mis ojos, no tenía fuerzas de nada, si no fuera por Samuel y Luca ya no tendría fuerzas para seguir, volví al lugar donde Nela me había pedido ser su novia y recordando los momentos junto a ella no pude evitar quebrarme.

-¿Por qué papá? ¿Por qué se fue? ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué siempre me quedo sola? -dije cayendo de rodillas a la orilla de la cascada, sentía que la vida me estaba pesando más de lo que podía soportar.

-No es justos ¿sabes? la primera vez que la vi sentí cosas que no había sentido en mucho tiempo, siquiera cuando me enamoré de Simón... con ella era un sentimiento diferente, me sentía amada, escuchada y acompañada, no entiendo porque se fue, no entiendo porque me dejó cuando dijo que no lo haría... ¿debería estar enojada con ella? ¿debería luchar por ella o dejarla ir?. -dije con voz entrecortada mientras un mar de lágrimas corría sobre mis mejillas.

-Cuánto me gustaría que estuvieras aquí y me dijeras que hacer o cómo seguir después de ella, que me abrazaras y me dijeras que todo va a estar bien mientras acaricias mi cabello, como siempre lo hacías, te extraño tanto mi pedacito de cielo. -dije mientras soplaba una suave brisa que arrastraba un olor familiar, era él, él estaba aquí conmigo, empecé a llorar fuertemente mientras me abrazaba a mi misma recordando sus brazos.

No se cuanto tiempo estuve en la cascada, ni en qué momento deje de llorar lo único que sabía es que era hora de volver a casa con mis hijos y encontrar un poco de tranquilidad en ellos.

Llegué a casa y en la sala de estar se encontraba Samuel sentado en el sillón, en un vago intento de mejorar un poco mi lamentable apariencia, me arregle el cabello y limpie cualquier resto de mi rostro.

-Hola mi amor. -le dije dándole un beso y sentándome a su lado.

-¿Estás bien mamá? no me gusta verte así. -dijo acariciando mi mejilla mientras me miraba con preocupación.

-A ti no podría mentirte. -empecé diciendo mientras lo tomaba de las mano. -No, no estoy bien amor.

-¿Es por que Nela se fue, verdad? -Solo pude asentir sintiendo como el nudo en mi garganta volvían a aparecer y las ganas de llorar. -¿La quieres mucho, no es así? -Volví a asentir incapaz de decir una sola palabra.

-Tienes que ir por ella mamá, olvídate del resto, céntrate en ti y en tu felicidad o ¿tu crees que nosotros seremos felices viéndote así? -dijo rodeándome con sus brazos y dándome un fuerte abrazo el cual me quebró al instante. -Yo sé que las cosas con Luca no están bien ahora pero él entenderá, solo habla con él y escúchalo, él no quiere verte así y está muy arrepentido por todo lo que dijo.

Yo seguía sollozando en su hombro mientras él acariciaba mi espalda tratando de tranquilizarme.

-Mírame mamá -dijo separándose de mí y agarrando mi rostro entre sus manos. -Yo se que mi papá en parte tiene la culpa de todo esto, el es un maravilloso padre pero no tan buena persona, yo estaba más pequeño cuando sus peleas empezaron y soy consciente de lo malo que fue contigo y estoy eternamente agradecido contigo por haber salido de ahí, se que aguantaste tanto solo por Luca y por mi, eres una mujer valiente y escucha bien... siempre, siempre te voy a apoyar en cualquier decisión que tomes y estaré a tu lado en las buenas, las malas y las peores. -dijo dándome un beso en la mejilla mientras limpiaba las lágrimas que se escapaban de mis ojos.

Prohibido TocarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora