Se dice que en el imperio Otomano, durante el reinado del sultán Suleyman, solo habían dos personas capaces de enfrentarse al sultán cara a cara sin temor a las consecuencias.
Una de esas, la Haseki Hürrem Sultan
Y el otro, su hijo, el Shezade I Z R...
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Ya habían pasado tres años desde que Izrail gobernaba Bursa y se había convertido en un hombre.
Y así como creció su sabiduría y su riqueza, también crecía su amor por Iskender, el cual que lastimaba su ser más que cualquier arma mortal.
Aunque ya fuese un hombre, la inocencia de su amor jamás se marchitó.
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El tiempo le obligo a Izrail a crecer muy rapido en todos los aspectos.
Tuvo que entender cómo funcionaba el imperio antes que sus hermanos mayores a su edad.
Incluso se hizo cargo de una provincia antes de que ellos tuvieran que hacerlo.
Se vio obligado a entender el mal y el bien en las personas si quería ayudarlas y ser recordado.
Pero lo que más le costó fue entender el amor. Quizá realmente aún no lo entendía, pues solo lo había vivido en su mente.
Aunque si de algo estaba seguro sin necesidad de caer en el delirio es que, en su vida, solo se iba a enamorar una vez. Y quizá, ese amor jamás vea la luz. . .
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Ya había pasado bastante tiempo desde que Izrail era regente de Bursa, para ser exactos tres años.
Su sistema y sus leyes habían dado frutos, quizá por milagro o por suerte pero ahora Bursa era una especie de Edén.
En poco tiempo, casi por arte de magia, Bursa se había convertido en el destino principal de los comerciantes en la región, y el sueño para aquellos que querían empezar sus nuevos negocios.
El sistema de tributo había atraído la atención, desde el imperio hasta fuera de la región. China, persia, Francia, Italia y muchos más países importantes veían con interés a la región.
Su arquitectura se había desarrollado muy rápido gracias a la enorme entrada de dinero y rápidamente aparecieron construcciones inmensas tanto a los lados como hacia arriba. Empezaron a aparecer mezquitas por doquier y otros centros religiosos y junto a ellos los mejores hospitales de la región.
Al ser una especie de paraíso fiscal, todos los adinerados querían tener una porción de Bursa, permitiendo así que otras personas también poco a poco fueran adquiriendo más dinero, era una región realmente próspera.
