LA MECÁNICA DEL PENSAMIENTO

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Todo el día y toda la noche estamos pensando una infinidad de cosas distintas. Pasa por la mente una
especie de película cinematográfica constante, pero desconectada. Entre tantas ideas diferentes nos detiene
alguna que otra. A éstas las contemplamos mentalmente, les damos vueltas, posiblemente las comentamos
con alguien y luego volvemos a repasarlas más tarde. Esas ideas se convierten en imágenes mentales. La
imagen mental es lo que pasa al Subconsciente, se establece allí y vuelve, lo que llaman los psicólogos, "un
reflejo".
Los psicólogos no estudian sino los reflejos que gobiernan el comportamiento y las aberraciones mentales.
Los metafísicos abarcan un campo mucho más amplio y saben que los reflejos gobiernan no sólo al hombre,
sino también a todo lo que le ocurra al hombre exteriormente.
Tantas veces se contemple o se estudie una idea, tanto más se arraiga su reflejo en el
Subconsciente. El Subconsciente no discierne. Esa no es su función. El no tiene poder para protestar. No tiene
voluntad propia. No tiene sentido del humor. No sabe si la orden que le hemos dado es un chiste o es en serio.
Su función consiste: primero, en almacenar las imágenes mentales, y luego lanzarlas hacia afuera como salen
las copias fotostáticas. Es un autómata o un robot. Es un servidor maravilloso que nos economiza toda la tarea
de recordar y poner en práctica todo lo que vamos aprendiendo y que hemos ido aprendiendo ¡desde que no
éramos más que una gota de agua en el océano! Es pues un secretario, archivador, bibliotecario insigne. Al no
haber más archivado la imagen mental que le preparamos, él comienza a reproducirla, aprovechando la más
insignificante oportunidad, para el resto de la vida... y las vidas... del sujeto, hasta que el sujeto le da la orden de
cambiar una imagen por otra.
Ejemplo: ¿Recordarás tú la primera vez que oíste mencionar el "catarro"? No puedes recordarlo; eras muy
pequeñito. La noticia te vino de tus mayores y por lo tanto no la pusiste en duda. La aceptaste como cosa
natural. Después te enseñaron a temerlo. Te advirtieron las causas del catarro y te dijeron que si se te enfriaba
el sudor en tu cuerpecito, si entrabas en contacto con algún amiguito catarroso, si te caía alguna llovizna o si te
ponías en una corriente de aire, inevitablemente te daría catarro. Todo eso lo viste en tu mente con puntos y
detalles. Pasó a tu Subconsciente y ya no tuviste que recordar más nunca las advertencias que te hicieron tus
mayores. Tú no las volviste a pensar, pero tu Subconsciente reprodujo con toda fidelidad un buen catarro (el
mejor que pudiera producir); cada vez que se te enfriaba el cuerpo, cada vez que te ponías en una corriente de
aire, cada vez que se te acercaba un acatarrado y cada vez que te caía un aguacerito. ¡Fíjate bien! Tú no
tuviste que volver a pensarlo jamás, pero tu Subconsciente jamás ha olvidado la orden; hasta el sol de hoy,
continúa entregándote (muy complacido y como quien entrega un regalo) un estupendo catarro cada vez que te
descuidas, porque ya tú estás acostumbrado a cuidarte y hasta le refieres a tus amistades el cuento de que "yo
no soporto una corriente de aire"; o huyes del que tenga catarro; o dices "no te acerques que tengo catarro", y
hasta lo llamas "Mi catarro". Todo lo cual renueva y reafirma la orden dada al Subconsciente, ¡como si éste la
necesitara!
Esta mecánica es igual para todos los demás males que aquejan al ser humano, desde el catarro hasta la
muerte; accidentes, luchas, vejez, pobreza, "mala suerte", fealdad moral, "pecados", cataclismos, guerras, mal
tiempo, crisis monetaria, enemistades, pleitos, etc. Los hombres varían pero el proceso de reproducción es
siempre el mismo.
La ley que estoy explicándote se llama El Principio del Mentalismo y es la Primera Ley de la Creación.
Este es el universo mental. Esto es lo que quiere decir la Metafísica cuando dice "Todo es Mente".
Las leyes de la Creación son siete.
LA VERDAD DEL SER...
Felizmente NO ESTAMOS OBLIGADOS A SOPORTAR ETERNAMENTE EL CASTIGO QUE ENCIERRA
UN CONCEPTO MAL FORMADO. Somos libres, y si queremos podemos cambiarlo por otro que produzca
satisfacciones, premios y bendiciones. De la misma forma que se produjo la imagen antigua se produce la
nueva; sólo hay que borrar primero la antigua. Hay que desocupar el lugar que estaba para habitarlo con la
imagen nueva. Tal como se borra una letra errada o superflua en una palabra escrita, para sustituirla por otra o
para eliminarla.
La experiencia ha determinado la técnica a seguir para borrar todo lo indeseable. Es la siguiente: CADA
VEZ QUE TE OCURRA ALGO DESAGRADABLE, PIENSA Y LUEGO REPITE EN VOZ ALTA: "NO LO
ACEPTO. LO NIEGO. LO RECHAZO". No te alteres, no le pongas énfasis a lo que dices; simplemente dilo con
toda calma.
Con la Fe que debe darte que tu palabra es una orden que tiene que ser cumplida incondicionalmente. Tú no
ves el cambio que ocurre en ti en ese momento. Tal vez no veas el resultado inmediato en el exterior, a menos
que estés muy atento a las pequeñas señales; pero de acuerdo con el grado de Fe y de convicción que sientas
al formular la negativa, así será el resultado. Si tu Fe y convicción son fuertes, el resultado será instantáneo,
como un milagro.
La experiencia nos ha enseñado que no se puede dejar el "hueco" vacío, o medio vacío. Hay que llenar
inmediatamente el espacio desocupado. Al terminar de expresar la negativa tienes que "afirmar la verdad",
como se dice en el lenguaje metafísico. "La Verdad" es la imagen nueva que ha de grabarse y reproducir el Bien para toda la eternidad. Nos interesa que esta imagen sea lo mejor posible. Que sea la verdad entera y no
una semi-verdad. Que constituya la voluntad de Dios, pues Dios es La Verdad y El Bien.
Tal como enseñó Jesús, en el hombre está Dios. En todo hombre hay el Ser Divino. Todo hombre logra verlo,
conocerlo y sentirlo algunas veces en el curso de su vida terrena. Es aquel que surge en un padre cuando le
presentan su primer hijo recién nacido. Cuando se enamora por primera vez. Cuando se lanza a salvar a otro
que está a punto de caer bajo las ruedas de un automóvil. Cuando se compadece ante una desgracia ajena.
Cuando se olvida de sí para emprender un acto heroico. En todos esos momentos actúa el Ser Divino. Pasado
ese momento priva la conciencia terrena que no es "mala". Sólo escasa de evolución o adormitada. El Ser
Divino es la Verdad tuya, mía y de todos. El es perfecto, bello, no envejece, no se enferma, no peca, no muere,
no sufre, no lucha, no le falta por aprender, todo lo sabe, no falla jamás, no cambia jamás, no teme, no duda y
está atento en todo instante a nuestra más insignificante plegaria. Es la Verdad Perfecta. Es Amor, Inteligencia,
Vida, Verdad, Alma, Espíritu y Principio, o sea, las Siete Fases de Dios, porque el Ser Divino es Hijo de Dios,
una célula de Dios mismo. Esto no es Panteísmo. El hombre no es Dios; así como una gota de agua de mar no
es el mar; pero en una sola gota de agua de mar se encuentran todos los componentes del resto del mar. Ella
es una célula del mar.
Como nuestra conciencia está adormitada (restringida como un botón de rosa que se va abriendo poco a
poco), no sabemos determinar exactamente lo que es el Bien y la Verdad. Quisiéramos que alguien nos lo
indicara, nos enseñara y nos dictara la imagen que debemos grabar. Ese "alguien" lo tenemos en el Ser Divino.
Jesús dijo: "Conoced la Verdad y ella os hará libres". Todo lo que hay que hacer, al ir a formar una imagen
nueva que sustituya la vieja, es recordar al Ser Divino. Simplemente recordarlo... Al instante Él inspira la nueva
imagen. Digamos que te sientes resfriado, para seguir el mismo ejemplo original; ya sabes que se debe a la
imagen que tienes grabada en el Subconsciente. Ya sabes que ese resfriado es un reflejo. Si no te agrada el
resfriado (porque hay personas que gozan con las enfermedades, las hace sentirse importantes) lo niegas, lo
rechazas, no lo aceptas; y luego recuerdas tu Ser Divino. Al transferir tú el pensamiento del resfriado a la
Verdad del Ser, se enchufa (tal como una clavija en un tablero telefónico) en la Verdad correspondiente y "ves"
la nueva imagen que debes grabar: La imagen opuesta a la enfermedad es la vida. "Yo soy Vida", debes decir
en alta voz. "Yo soy la Vida. La vida es salud. La salud es lo opuesto a la enfermedad. La salud es la
única verdad". Extiéndete por ese camino hasta donde quieras. Recuerda que estás formando una imagen.
Mientras más la "veas" mejor para ti. PIENSA LO BUENO.
Esto es muy diferente de la autosugestión, pues ésta sólo consiste en repetir como un loro una frase estereotipada, optimista, siempre igual. La autosugestión no logra sino desflorar la superficie, sin penetrar el asunto y
sin conocimiento de causa. La Verdad del Ser razona, investiga, resuelve, penetra y destruye la causa; limpia,
sana y renueva el Subconsciente, lo fortifica, adelanta al ser humano y le ensancha la conciencia. Es una
verdadera cura, segura y radical, es una cura segura para los defectos, los efectos y los "pecados", pues éstos
también son reflejos e imágenes grabadas. El tal "pecado original" verás que no es otra cosa que el concepto, o
sea, la imagen que ocasiona el reflejo. Las iglesias creen que es culpa del "Diablo" El Ser Divino vive
permanentemente en el ambiente que llamamos "celestial". Es el ambiente del Bien. No lo olvides, pues ésta
también es la purísima verdad. Mientras más te identifiques con ese ambiente, más lo reproducirás en tu vida
exterior, en tu vida diaria. La sensación que más semejanza tiene con lo que deben sentir los hijos de Dios en
Todo momento, es la que sentimos cuando recibimos un magnífico regalo. Cuando damos las gracias por un
presente que nos llene de satisfacción, sentimos algo que es mezcla de alegría y ternura, ¿no es así? Bien, ese
es estado del que mora "en el Cielo", y ese es el carácter del Ser Divino. Cuando se está en ese estado de
ánimo, el "mal" se aleja. El no soporta ese clima. No le gusta. No se aviene a su naturaleza. Por lo tanto, el
tercer paso que la experiencia nos ha enseñado a dar, en la práctica de la Verdad del Ser, es el siguiente:
Cuando hayas terminado de hacerlo que llama el lenguaje metafísico "un tratamiento" o sea, negar y afirmar,
siempre da las gracias a Dios como si ya hubieras recibido el premio. Cierra tu tratamiento con una expresión
de inmensa gratitud por el Bien ya recibido. Esta es una manifestación de Fe. San Pablo dijo: "La Fe es la
evidencia de las cosas que no se ven ". Y Jesús dijo: "Siempre que ores, cree que recibes, y recibirás".
Este tratamiento está descrito y expuesto en La Biblia, por supuesto que en los términos bíblicos, tan
simbólicos y encubiertos que ha sido necesario la labor consagrada de expertos en semántica, lingüística, filología clásica y simbología para desentrañar el sentido. La Biblia lo llama "Manases y Efraín", y tiene mucho que
decir respecto a estos dos hermanos. Jesús el Cristo lo enseñó en la forma siguiente: "El que quiera alcanzar la
vida eterna, que se niegue a sí mismo y luego me siga a mí".
No quería decir que siguiera al hombre Jesús sino al Cristo. La palabra Cristo viene del griego "Krystós" que
significa "el Ungido", o sea, el Hijo de Dios, La Verdad.
En el NUEVO TESTAMENTO, Jesús menciona el tratamiento así: "Que sea vuestro hablar No, No; Sí, Sí; porque lo
que pasa de esto de mal procede".

Metafisica-Conny MendezWhere stories live. Discover now