Prólogo

17 0 0
                                    

Estaba allí sentada, en el piso de una sala de hospital, buscando señales, buscando respuestas en las paredes de ese lugar.

—Cassie, deberías ir a casa.—veo los zapatos de tacón negro acompañado de largas piernas delgadas que acompañados de unos zapatos de hombre marrones bien relucientes. Negué con la cabeza levemente y volví a abrazar mis piernas.

Los padres de Ángel han estado yendo y viniendo intermitentes, buscando que yo ceda a ir a casa a descansar, pero no, no me quiero despegar de aquí, no quisiera que tengan novedades y yo no enterarme de primera.

—Cass, por favor.— se sienta al lado mío Analí; mi mejor amiga. —Entiendo que todo esto es complicado, pero quedándote aquí frente de esta puerta no va a darte respuestas.—acaricia mi espalda y es que no, nada de esto me alivia. Solo quiero saber que él está bien, que todo va a mejorar, que él va a despertar y vamos a volver a reír como antes. Quiero creer que todo va a volver a ser como antes.

—No quiero, Ani. No quiero ir a casa y sentir el vacío de que él no está. —salen lágrimas de inmediato de mis ojos, las mismas que limpió ella con sus manos.

—Si, mi niña. —suspiró.—Hagamos algo, vamos a mi casa, mamá estará encantada de recibirte. Te das un baño, comes algo y regresamos ¿te parece?—me tomó unos minutos aceptar hacerlo pero tiene razón. Si Ángel despierta no puede verme así. Tiene que verme con fuerzas para que él también las tenga.

Parándome con ayuda de Ani del suelo, escucho la voz de alguien en el pasillo.

—Los familiares de Ángel Sevilla.— salió el doctor de un pasillo sin fin mirándonos a todos. Me paré de inmediato, al final, esta batalla era solo mía.

—Soy yo.—la voz me salió tan cortada que no sé si llegó a entender lo que trate de decir.

Él me miró y en sus ojos había pena, lastima, tristeza y en ese momento supe que lo había perdido para siempre.

Los padres de él se abrazaban, Ani solo me agarró fuertemente de los hombros mientras escuchábamos las palabras del doctor que dentro de mí se escuchaban en cámara lenta.

Ese amor puro, ese amor genuino; mi amor. Se fue y me dejo el corazón en mil pedazos.

Este es parte del final, pero para entender la historia te contaré donde comenzó todo. Porque así como yo, sé que amarás con cada partícula de tu ser, lo que yo amo de él.

En mil pedazos.Where stories live. Discover now