Behave

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Somos muy frágiles. Muchos buscan la perfección, las riquezas y la fama sin prestar atención a lo podridos que estamos por dentro. Eso es lo que pienso mientras miro un programa de chismes en televisión en el que los reporteros están criticando frívolamente a una joven modelo que quedó embarazada, producto de una violación. Solo de escuchar las porquerías que dicen me siento enfermo.

—Digan lo que quieran –interrumpió uno de los reporteros mirando directamente a la cámara–, pero ¿No creen que la señorita iba muy descubierta? Ninguna jovencita debería salir con ropa tan corta a la calle. ¡Peor en la noche! Todos sabemos lo peligroso que es. Ella fue muy irresponsable.

—Concuerdo con mi compañero –dice una señora de unos 47 años, con tono petulante. Hace una corta pausa y continúa con una expresión de vergüenza–. Ninguna mujer decente se vestiría así. Una cosa ser tu misma y otra muy diferente es el libertinaje. ¿Qué esperaba que sucediera al salir con ropas tan provocativas?

—En mi opinión debería hacerse responsable de sus acciones. Y dejar el mundo del modelaje; está claro que es una niña inmadura aún, así que...

Apago la tele, no soporto escuchar más las mierdas que dicen tres malditos viejos que no tienen ni idea de lo que vive esa chica.

No, yo no la conozco, pero vi un vídeo en TikTok que me estrujó el corazón. Al parecer, Kiara, la modelo, subió un vídeo a YouTube explicándole a sus seguidores toda su situación: la violación, lo difícil que es para ella y su decisión de abortar.

Aquí es cuando uno piensa que la gente se unirá para apoyarla, que entenderán la situación y harían lo posible por ayudar, incluso a buscar al malnacido que hizo todo esto para meterlo en la celda que merece.

Pero no, la realidad, al parecer, es muy diferente. Y muy cruel también. La mayoría de comentarios son negativos, y el vídeo de TikTok que vi era una burla a ella: una parte cortada del vídeo original en el que la joven rompe en llanto, y arriba un texto decía "CUANDO TE ARREPIENTES DE TUS ERRORES PERO YA ES TARDE. LOL". Esa chica estaba destrozada, abriéndose al mundo en busca de apoyo y ayuda. Lo único que encontró fueron despiadadas críticas que la jugaban injustamente.

Lo que quiero decir con todo esto es que realmente no le tengo mucha fe a la humanidad en este punto. Todos somos la misma mierda, y es la cruda realidad que nadie quiere aceptar.

Me planteo el ir a dormir al darme cuenta que son casi las dos de la madrugada. Mis padres me darán la paliza de mi vida como me encuentren fuera de mi habitación a estas alturas de la noche. No importa si tan solo me faltan dos años para los 18, en casa hay reglas que debo seguir si no quiero tener que ocultar moretones nuevos en el cole.

Por suerte ellos no están aquí; nos tomamos el fin de semana para visitar a un tío, él nos ofreció quedarnos a dormir aquí, en su casa, y mis padres decidieron que saldrían a dar una vuelta mientras que él se reunía con unos amigos. Aprovechando que mi primo se quedaba de niñero, me dejaron aquí bajo la amenaza de que al volver debía estar por el quinto sueño.

Ya pasó mucho tiempo y no tardarán demasiado en volver, así que me levanto y empiezo a subir los escalones justo unos segundos antes de que la puerta principal suene con estrépito. Doblo en las escaleras y me asomo entre los huecos de la barandilla: un hombre pelinegro con gorro entra tambaleante y se desploma en el sofá con una mueca cansada y una botella de licor en la mano. Mi otro padre, un hombre canoso, vestido de traje y mucho más mayor que el primero, azota la puerta casi sin poder controlar su enfado. Un frío me recorre al entender la situación y palidezco cuando el último en entrar golpea a mi papi con fuerza.

Me estremezco asustado y tapo mis oídos, no quiero oír los gritos que permanentemente viven en mi cabeza. Mi papá se pasa una mano por la barba y parece decirle algo a su pareja. Quackity, quién en realidad vendría a ser mi padrastro, es con quién más afecto comparto. Descubro mis orejas para escuchar su discusión.