capitulo 8

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Susurros de un corazón frágil

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-Escuche que el señor SeoJoon era parte de la guardia personal del emperador. Decían que nadie era tan cercano al emperador como usted, debe de estar muy satisfecho por haber tenido ese honor. ¿Por qué decidió dejarlo?

-¿Honor?... No lo llamaría así, solo era un niño cuando le clave mi espada a otro hombre. Simplemente encontré aburrido matar a soldados y pueblerinos que pelean por causas que ni ellos mismos conocían.

-Habla como si hubiera esperado encontrar algo divertido en todo eso.

-No es eso pero recordar ese tiempo hace que mi estómago sienta náuseas. -deja salir el humo que había inalado solo unos segundos antes.

-Lo lamento, mi intención no era hacerlo recordar malos tiempos.-contesto apenada.

Seguimos abriendo paso sobre el mercado hasta llegar a una taberna donde fuimos bien atendidos, pasamos a una habitación privada despues el señor SeoJoon pidió licor.

-¿Viene muy seguido?

-Casi siempre.

El silencio nos invadió luego de esas últimas palabras. La mujer trajo comida y todo tipo de golosinas, no era una taberna cualquiera si no más bien era una donde solo los nobles más importantes podrían entrar.

-Le gustan este tipo de dulce, señor SeoJoon?

-No disfruto mucho de esto pero supongo que tu paladar esta bien acostumbrado -me mira serio- Adelante, todo esta hecho por excelentes cocineros.

-No lo dudo. Gracias.

Hago una reverencia con la cabeza y tomo la cuchara, juego con la comida entre cada pequeño bocado que intento llevar a mi boca, soy grosera pero el sentir desconfianza es algo normal.

Mientras muevo los pequeños trozos de comida sobre el plato viene a mi mente los recuerdos mas jóvenes de mi vida. Cada vivido detalle aparecen de repente como una ráfaga de viento, me saca del presente, otro insulto para mi acompañante. Recuerdo lo que aprendí en el palacio, "Las virtudes de una mujer"

"Deben de ser amables y cuidadosas, abnegadas y tener siempre un gran pudor, mantenerse tranquilas y actuar con dulzura, hablar solo cuando se les pida y no ser impacientes, su belleza debe de ser primordial, recuerden que una buena mujer tiene todo esto pero para ser una esposa de la que se pueda sentir orgullo, ustedes beben de ser sumisas ante todo"

Esas fueron las palabras que la reina madre nos repetía cada día, todo el tiempo, siempre era igual. Nos preparo para poder satisfacer a aquel que se convertiría en nuestro compañero hasta la muerte, ser una esposa que deslumbrara pasión solo para él, un relato tonto, no nos enseñaron que a veces el destino es cruel y tiene a sus favoritos.
No todas tenemos suerte, encontrar a alguien a quien se pueda unir la vida para siempre, ser amaba y desbordar la felicidad al poder ser correspondida, no nos advirtieron que solo pocas de nosotras serian capaces de convertirse en esposas principales y las demás serian nombradas como concubinas o como lo pienso yo "la segunda diversión" y el resto estábamos destinadas a servir como prostitutas, siendo una juguete sin valor, siendo vendidas y desposadas por tipos despreciables.
No fui vendida ni tampoco desposada por el amo SeoJoon, pero a estas alturas ya todos en el pueblo debieron darse cuenta, mi compañía a su lado a plena luz de día y ahora estamos nosotros dos solos en una habitación en una taberna, las habladurías empezarán y seré llamada una kisaeng.

De nuevo estos pensamientos. ¿Soy mala persona por pensar en que puedo sacar alguna ventaja de todo esto? ¿Puedo presumir de esto y gozarlo un poco? Con este hombre que es deseado por tantas mujeres, tener estos pensamientos me convierten en alguien despreciable.  Tonterías, ¿en que pienso? ¿Que espero obtener de él? Solo me hara sufrir más.

No lo había notado pero ha pasado casi medio día. La tarde sigue estando igual de fresca y el festival sigue igual de alegre.

-¿Ahora en que piensas?

Alzo la mirada, no esperaba esta pregunta entonces no pude contestarle nada.

-Intenta ser menos aburrida, eso opaca tu belleza.

Me dice con una sonrisa en su rostro y yo sigo sorprendida, el amo SeoJoon es amable como lo es hoy y a veces es cruel tal y como el día de ayer.

-Lamento incomodarlo, Señor SeoJoon. -son mis palabras después de llevar un bocado a mi boca-¿Hay algo que disguste al señor SeoJoon?

-Casi nada me disgusta.

-¿Enserio? -hablo con sorpresa.

Se ríe, no entiendo que hay de divertido.

-¿Piensas envenenarme?

-¿¡Como podría!? ¡Para nada mi señor! ¿¡Porqué se le ocurre algo así!? -grito, me disculpo y luego vuelvo a gritar- Perdóneme señor SeoJoon.

Me calmo al escuchar su risa burlona y al ver su calma.

-Puedes intentarlo si así lo quieres. -me dice con cinismo.

-¿Disculpe?

-¿Qué tendría de malo? Sería algo divertido y muy excitante, un deseo que probé por primera vez hace mucho tiempo... el matar a otra persona, clavar el frío acero en el frágil cuerpo de alguien más, ver como poco a poco el color en su cara desaparece al mismo tiempo que toda su sangre se derrama por el suelo.

-¿Por qué querría hacer una barbaridad tan desagradable? Jamás sería capaz de hacerle daño a nadie.

-Eso es imposible. -me dice con una sonrisa dibujada en su rostro- No digas algo tan a la ligera. Todos en algún momento lo hacemos, es placentero.

-¡Yo jamás lo haría! -recalco.

-¿Lo puedes jurar?

-Claro que si. Jamás podría encontrar placentero hacerle daño a alguien, es algo aberrante, pero al parecer al señor SeoJoon disfruta de ese tipo de acciones tan bárbaras. ¿Cómo es posible que alguien como usted tenga esas ideas tan absurdas? Deve de sentirse muy insatisfecho con su vida, tendrá muchos puntos débiles.

Finalizo con un tono burlón pero en vez de esperar su enojo veo su sonrisa y en seguida me responde.

-Soy heredero de una gran fortuna y un orgullo para mi país, tengo el respaldo del emperador, aparte de ser un mujeriego libertino no tengo otros vicios. Jamás he tenido que preocuparme por algo mas que por saciar mis deseos, cualquier cosa que quiero lo obtengo, jamás he carecido de nada, qué ideas tan estúpidas querida Eujin. Jamás he flaqueado ¿punto débil? No lo creo.

-Señor SeoJoon, eso solo lo hace más vulnerable. Es devastador darse cuenta de la verdad ¿no lo cree? Como lo ha dicho, jamás ha carecido de nada pero tiene ese tipo de deseos. Un hombre tan lleno pero a la vez tan vacío, no me sorprende saberlo.

-No soy hipócrita pero si admito que soy un desgraciado- me mira fijamente- ¿seré bueno o un hombre malo? ¿Tendré perdón o me condenó cada día más? Eujin, estos actos solo me hacen más humano. Es por eso que hemos nacido, para morir y matar, para amar y destruir solo son actos hechos por instintos, al final nuestra carne termina igual que todo lo demás... - espero ansiosa, no aparto la vista y me inquieto cada vez más- Bajo tierra, con un olvido inevitable.


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Pausa para agradecerles el apoyo. Esperen el siguiente capítulo 💖💖

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