| Forbidden | Hermanos Haitani | +18 (Terminada)

treinta y cuatro

Una boda...

¿Cómo se imaginan su boda ideal?

Jamás había pensado en ello, si me lo hubieran preguntado en el pasado, podría haber dicho que vistiendo un vestido blanco, con una gran fiesta junto a mis amigos y las personas que amaba, pero lo que estaba viviendo en esos momentos era mil veces mejor de lo que podría haberme imaginado

¿Estás bien, bebé?- Rindou apoyó su mano en mi cintura y me aferré con más fuerza al asiento enorme en el cual estábamos los cuatro sentados

Dios, esto da mucho miedo- admití

Te tenemos, nada te pasará- afirmó Ran besando mi cuello ya que estaba sentado detrás de mi

Jamás creí que estaríamos sobre un elefante- comentó el pelirrosa divertido- esto se sacude mucho

Sí, me da miedo que caigamos- susurré

Eso no pasará nena, recuerda que aquí es muy común esto, la mayoría de las ceremonias hacen este recorrido, así que es seguro

Jamás te pondríamos en peligro, gatita- asintió el pelirrosa

Lo sé- tomé su mano uniéndola a la que estaba sosteniendo de Rindou mientras Ran seguía abrazándome por detrás, con su mentón apoyado en mi hombro

Cómo te sientes, ¿Señora Haitani/Sanzu?- preguntó rozando mi mejilla con sus labios

Repítelo- susurré con una enorme sonrisa

Hacia exactamente diez minutos habíamos tenido nuestra pequeña y preciosa ceremonia donde nos habíamos casado, no tuvimos una fiesta enorme ni siquiera habíamos tenido invitados, solo uno, nuestro testigo, quien había sido Mikey, el cual había estado con nosotros durante esa ceremonia antes de irse a recorrer el lugar para volver a casa cuando quisiera

Nos encontrábamos en Tailandia, un país precioso del cual había oído hablar muchísimo, había querido visitarlo en incontables veces, pero jamás había tenido la posibilidad y cuando mis prometidos me habían llevado allí, me había sorprendido mucho

Una boda no tradicional, un casamiento no legal, pero era muy simbólica y para nosotros era todo lo que nos importaba, la boda en ese lugar nos permitió casarnos entre los cuatro, lo malo era que los demás países no aceptaban esa ley, estaríamos casados de esa manera solo en Tailandia, para el resto de los países, éramos personas solteras, algo estúpido, puede que por ley fuera así, pero nosotros jamás nos quitaríamos el anillo y nuestra unión era más importante que ser solo un papel o mismo la ley, después de todo, ellos mismo lo habían dicho, éramos criminales, las leyes y reglas no nos interesaba en lo más mínimo, lo único que nos importaba era ser felices y que todo el resto se fuera a la mierda...

Manjiro había sido nuestro testigo, el padrino y sobre todo, el único invitado en la boda, le habíamos ofrecido que paseara con nosotros luego de la pequeña ceremonia, pero había dicho que no, que nos dejaría disfrutar de ese momento a nosotros y que él pasearía por el lugar, que siempre había querido conocerlo, así que nos había dejado a nosotros solos, disfrutando de ese paseo sobre el lomo de un elefante gigante que nos estaba llevando por el borde de un rio muy bonito, recorriendo el lugar

¡Mira que bello!- señalé una pequeña cascada a la cual nos estábamos acercando

Supongo que llegamos a nuestro destino- afirmó Rindou soltándome cuando el elefante se detuvo al llegar a orillas de la cascada y bajó sujetándose bien de la pequeña escalera de soga que tenía a un lado- ven aquí, bebé

Sanzu y Ran me ayudaron a bajar y el Haitani menor me tomó en brazos, dejándome con mucho cuidado sobre el suelo

Sentí el césped húmedo tocar mis pies descalzos y no pude evitar mover mis dedos disfrutando de esa sensación tan relajante