30 { ¿Celoso? } ♡

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Izan Harrison.

Di un par de vueltas en la cama y de pronto la vi, estaba a un costado de mí. Su cabello cubría una gran parte de su rostro, sonreí al recordar lo que pasó anoche.

La puerta sonó tres veces.

Me levanté con cuidado para no despertarla y fui directo a la puerta.

Detrás de ella estaba Yessica con un ramo de rosas, en ella había una tarjeta.

—Izan— me dice como si hubiera visto un fantasma.

—Hola— sonreí confundido.

—¡Te dije que echarás esas rosas a la basura Yessica!— era la voz de Emma.

Saqué un poco la cabeza para mirar donde estaba, y la vi. Cuando ella me observó en sus labios se dibujó una sonrisa burlona.

—¡Izan!— se acercó a nosotros sin borrar esa sonrisa.

—¡Emma!— La voz de regaño era de Ivonne.

—Creí que te marcharías ayer y que yo tendría que venir por mi bocina al no verla donde te dije…

Seguía con su sonrisa.

—Traje este florero con agua para que la peque ponga esas flores que le mandaron— apareció el chico del restaurante con el florero que le di la última vez a Dalia.

Arrugue mi entrecejo.

Miré una vez más la nota que traía rosas.

¿Celoso?— subió y bajó sus cejas, Emma. Siempre está provocando.

—No.

—¿Seguro?— Ivonne tomó de la mano a la rubia que estaba acercándose.

—Sí…

Su sonrisa no se borró.

—Buenos Días— apareció mi chica a un lado— ¡Que lindas rosas!

Apreté mis manos en puños y mi mandíbula se tenso.

De la nada escuche la risita de la rubia.

—¡Harrison está celoso!

Se fue diciendo.

Miré a Lia y ella solo se sonrojo. Yessica le dio el ramo de flores y ya corriendo se fue, casi se cae en el trayecto.

El chico me paso el florero y ambos nos metimos a la habitación.

La ayudé para que pudiera meter el montón de flores y al final agarró la nota.

Me puse delante de ella para ver su reacción, por que sí… la voz de Emma sonaba en mi cabeza diciendo "Harrison está celoso". Porque si lo estaba.

Lo leyó dudosa y luego esa media sonrisa que tenía desapareció al terminar de leer. Hizo una bola de papel y se fue al baño.

Cuando volvió intentó aparentar que nada pasaba pero claramente pasaba algo.

—Ya está el desayuno— la voz de un chico sonó detrás de la puerta.

Estaba dispuesto a irme con ella cuando mi móvil sonó, era una llamada.

Reflejaba su nombre en la pantalla del aparato.

Solté la mano de Dalia y le sonreí.

—Es Demean…

Ella aprobó y se fue de la habitación.

—¿Qué pasa?— contesté.

—En una semana va a estar listo.

ℱ𝓊ℯ𝓇𝒶 𝒟ℯ ℒ𝓊ℊ𝒶𝓇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora