capitulo 13

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—¿Entonces?—preguntó Kagami con sus ojos clavados en mi.

Sabía que me miraba, sabía que me había llamado pero no le presté tanta atención.
Mi ojos estaban fijos en aquel recuadro en mi escritorio, era una noche con una gran luna, algunas estrellas, era un arte abstracto que hacía sentir una gran soledad hasta que veías el cielo.

—es una pintura bonita—murmuró—.¿Recién la compraste?, no entiendo por qué....

La interrumpí.

—Fue Mari—hubo un silencio grande—.Ella lo pintó para mi—el aliento se escapó de mis labios.

Estaba anonadado. Lo más obvio habría sido sonreír, me sentía profundamente feliz pero no me hacía sonreír para demostrarlo, era un sentimiento guardado en mi corazón, solo yo sabía lo feliz que me hacía.

—Vaya—soltó un suspiro levantando las cejas sutilmente, como si eso le hubiera restado importancia—asi que sabe pintar.

Le resté importancia a lo que dijo y también a sus gestos.

Asentí.

—Esto es impresionante—admiré de nuevo la pintura—aunque no se que representa o que transmite.

Quizá transmitía como se sentía, así de sola pero también así de hipnotizada mirando la luna, quizá la luna sea yo, ¿Pero como podría ser yo algo que admira y le brilla en la oscuridad?

Por lo contrario ella sería la luna y yo aquella sombra parada mientras la admiraba, así de intocable, así de lejos de ella.

—¿Y tú qué le has dado?

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Marinette

Piqué mi comida una vez más. No podía concentrarme bien en comer.

—¿Es que un niño te regalo ese dibujo? Es lindo—dijo Luka quitándose el mandil y sentándose también a comer.

Me quedé en silencio cuando dijo eso. No era un dibujo de un niño, era de Adrien.
Eran dos muñecos de palitos, uno era yo por el cabello y la ropa, lo noté, y el otro era él con sus cabellos rubios y sus ojos verdes, habían pequeñas florecillas y un sol con algunas nubes.

Me quedé en silencio admirandolo. Amaba los regalos, si, cualquier cosa así es una pequeña oja seca, eran tan especiales para mí.

—Me lo regaló...

—Me tengo que ir—interrumpió con una amplia sonrisa.

No noté lo rápido que comió. En segundos tomó su vaso de jugo y salió a un paso apresurado tomando sus guantes de lana de la mensa sin dejarme decir algo.

Algo andaba raro. Quería preguntarte pero a la vez me aterraba la idea por algún motivo.

Por un instante tuve el impulso de hacerlo, de ir tras él y explicarle las cosas, pero nos decirle nada me traía paz, no podía restregarle en la cara las cosas.

Volví mi vista a la pintura y sonreí recordando la noche anterior. Adrien pintaba con verdadera concentración, parecía que pintaba algo surrealista e increíble por como se tardaba y la combinación de colores que hacía. Su rostro y sus expresiones se quedaron grabados en mi mente. Se molestaba cuando las pinturas no abrían fácilmente, hacía algunos sonidos de resignación, todo eso era algo que podía apreciar por horas fácilmente. Estaba feliz, era completamente feliz.

Luka

¿Niño?

No, no era tan tonto para no saber.

Marinette había tenido una cita con Adrien, traté de no hacerle esto fácil así que solo le dije que algo sencillo... Y lo hizo perfecto.

Ya estaba perdiendo la cordura. No estaba controlando mi egoísmo y tampoco mis celos, era hora de alejarme de Marinette para no intervenir. No quería llegar al punto dónde hiciera cosas para que ellos no funcionaran y ella quedase conmigo. Y es que si desde un principio, Marinette me hubiera elegido a mi, hubiese dado todo por ella, aún estoy dispuesto a hacerlo pero no quiero hacer cosas mal.

Encendí mi auto y conduje directo a mi lugar de trabajo, no había mucho que hacer pero trabajar era mi mejor opción y adelantar las cosas de invierno era la mejor opción.

Estacioné mi deportivo y antes de salir me coloqué mi abrigo, hacía frío. Salí del auto y caminé un par de pasos por el estacionamiento.

—Luka.

Al instante reconocí la vos así que dí media vuelta en unos segundos.

—Kagami—sonreí

Ella se adelantó un par de pasos rápidos y se acercó lo a mí con una gran sonrisa.

—¿Estarás ocupado?—preguntó al unisono de tallar sus manos entre si por lo que intuía que tenía frío.

—No es precisamente para hoy pero quiero adelantar las cosas de invierno—contesté palpando los bolsillos de mi abrigo buscando mis guantes de lana.

—Entonces no es tan necesario—carraspeó lamiendo sus labios desviando un poco su vista que anteriormente estaba clavada en la mía.

—No, no lo es—negué levantando las cejas y después sonreí.

Saqué mis guantes y sin previo aviso toqué dos manos juntandoles dentro de las mías, tenía unas manos pequeñas que por cierto estaban heladas.

—¿Qué?—Kagami se tensó y miró de golpe la acción.

—Estan heladas—froté un poco y luego sostuve una y comencé a colocar el guante suavemente y luego continué con la otra—Ya empieza a hacer frío, no olvides abrigarte bien y—terminé de colocarlos y froté nuevamente con mis pulgares—los guantes.

—si—apenas susurró y se quedó perdida mirando sus manos ahora cubiertas por los guantes.

—Vale, a dónde quieras ir—sonreí

—Dejame conducir entonces—murmuró
tomando las llaves de mi bolsillo sin previo aviso y metió el aro en su dedo haciendo girar estas sobre el.

—Bien, confío en ti.

Y de cierta manera, esas últimas palabras fueron mi sentencia.

—¡Kagaaaaaaaamiiiiii!

Parecía que mi corazón se me saldría del pecho por la menera en la que conduce. No era nada igual a la elegancia y precaución que tenía Marinette. Por suerte no hubo una accidente.

—Tranquilo, lo siento—murmuró sobando mi espalda cuando terminé de vomitar.

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⏰ Last updated: Dec 18, 2023 ⏰

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