Estaré contigo

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Las nubes corren por la inmensidad de la bóveda celeste, el sol resplandece sin evitar que los días sean brillantes, la brisa sopla anunciando gratitud para los sensibles y la calma sosiega los corazones intranquilos con melodías que parecen bellos poemas compuestos.

Y, sin embargo, mis ojos van del gris a lo oscuro, sin desviar la atención a la pulcritud del color o variar a las caricias del estar aquí, en el ahora.
Dime, saco de huesos, ¿cuál es la razón de tanta fatiga?, ¿por qué preocuparse por lo perecedero?
Aquí me he visto, pero mi alma continuó su propio camino sin molestarse en mirar atrás.

No hay nada en este mundo que parezca hacerme inclinar a la estadía permanente del momento;
no hay nada, quizá, por lo cual agradecer, pero te aseguro que nada es tan sencillo como sonreír cuando te sientes feliz, llorar cuando te pesa el corazón o amar cuando cuentas tus bendiciones y no tus heridas.

Te aseguro que habrá monstruos dentro de tu cabeza, pero deberías mandarlos a dormir junto con la culpa que te entristece, pues también conoces tu magnanimidad.
Por eso, aunque quiera irme y, a su vez, quedarme, solo una cosa te diré:
quédate, porque estaré contigo hasta que mis pulmones se congelen.

Palabras de papelWhere stories live. Discover now