Una venganza es disfrazada por una supuesta profecía, los secretos qué hay alrededor de la jóven princesa son más siniestros de lo que ella había imaginado. Su vida está a punto de cambiar debido a que la persona que ella más ama no es lo que parece...
Lord Biden sale furioso de la sala de consejo, su semblante es presa de una fuerte conmoción, sus labios apretados retienen los sentimientos de furia y decepción. Se sube a su carruaje y le da órdenes al cochero:quien lo conduce a la mansión Baskerville. Al llegar el mayordomo lo recibe con un caluroso saludo:—Bienvenido Lord Biden,Lady Ana lo espera en el vestíbulo. —Gracias. Sin mas que decir se dirige hacia el vestíbulo. Lady Ana alza la vista y sonríe a Lord Biden al verlo entrar:—Bienvenido Lord Biden. Ella le da una sonrisa sarcástica, mientras él se sienta. —Espero que me traigas buenas noticas.
—Me temo que no mi Lady. A ella se borra la sonrisa del rostro, y toma su expresión asesina. —¿qué quieres decir?
—Lo que quiero decir Lady Ana, es que el consejo imperial está totalmente convencido de que los problemas del imperio se deben a que no hay una emperatriz.
Ella suelta una carcajada sarcástica —¡Pero que inocentes! Y suelta otra risotada
— Y eso no es todo, quieren buscar una nueva emperatriz.
Ella para de reír y su expresión se congela, volviéndola más fría. —¡imposible!, Chilla.
—Yo hice lo que estaba a mi alcance , incluso me gané la empatía de todos. Al punto que me vi forzado a mentir sobre el emperador, y su ''dolor'' por... la emperatriz . También propuse que el príncipe Arturo se encargara de los deberes de la emperatriz, en vez de obligar al emperador a casarse, lo que provocó que mañana se harán las votaciones por amabas propuestas.
Lady Ana está pensativa, su rostro es presa de una gran furia, sus ojos se vuelven verdes de tanta ira, mira a Lord Biden y dice—has hecho un gran esfuerzo, pero...
Ella se le acerca y lo rodea con sus brazos y estampa su labios sobre él,ambos comienzan a besarse con fuerza y sus respiraciones se aceleran. El la toma por la cintura y cuando la empieza a arrastrar al sillón, ella lo empuja y dice—no, hasta que cumplas lo que te ordene.
Él la mira con deseo, pero ella retorna a su rostro frío y glacial, él no dice nada solo la mira por unos segundos más y dice—está bien se hará a tu manera.
Da media vuelta y se va.
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