Capítulo 4 - Max.

49 12 4
                                    


—Eres una maldita zorra hecha y derecha Cherry, por eso eres la cereza —comenta
Mile satisfecho por mi trabajo.

—Gracias xiansheng —respondo mirando sus pies moverse frente a mí. 

—Hasta tengo ganas de darte un premio —eso sí que es nuevo, Mile no es nada
dadivoso— Te compraré un atuendo nuevo, rojo cereza solo para ti.

—Xiansheng es muy bondadoso —con el dinero que se va a embolsar por la membresía de Ömar bien podría darme un ajuar para cada día del mes.

—Si lo soy cuando me satisfacen y tú los has hecho —me toma del cabello y me besa, yo aprovecho para asaltar su boca, aunque lo detesto sus besos me gustan— Odio que beses tan bien, siento que no puedo detenerme.

—Yo amo que saydaa me regale sus besos —murmuro y él me da otro beso corto.

—Ahora retírate, Max debe estar por llegar.
Salgo de la oficina de Mile y me dirijo a la habitación designada para Max, hacía varios días que no venía, seguramente estaba de viaje, por lo general él viene dos veces a la semana.
En la habitación me recuesto en la cama y espero a que llegue mi mejor cliente.
Max entra apresuradamente ansioso por verme, se tira a mi lado y me estrecha a su
cuerpo, busca mis labios desesperado.

Max es tan intenso, a veces me abruma, si no fuera por todos sus regalos no lo trataría tan bien, es un poco fastidioso.

—Te extrañé tanto Pete —él es de los pocos que me llama por mi nombre.

—Yo también Maxi ¿Por qué me abandonaste tanto tiempo? —hago un puchero como niño pequeño.

—Tengo que cumplir con los compromisos de mi empresa. Pero ya sabes que siempre
regresaré a ti. Te amo Pete.

—Tú no me amas, si lo hicieras me llevarías contigo —finjo indignación— Me comprarías y me liberarías de este infierno.

—Pete mi amor, no puedo hacerlo, ya te lo he explicado, el dinero no es mío es de
Marianne.

—Claro y además estás casado, en fin todo nos lleva al mismo punto Maxi, tú no me
amas —me cruzo de brazos sentada en la cama.

—Yo te amo, no puedo vivir sin ti, pero Mile pide mucho dinero que yo no puedo
extraer de la empresa.

—Si ya me has dicho todo eso antes —me giro y le doy la espalda, Max es mi mejor
opción para salir de aquí pero no he podido convencerlo de comprarme y eso me cabrea.

—No te enojes por favor Pete —se abraza a mi cuerpo por la espalda— Buscaré la
forma, te lo prometo.

—¿Me lo prometes? —doy la vuelta entre sus brazos— ¿De verdad Maxi?

—Te lo prometo mi amor, haré lo que sea, sólo dame tiempo, ten un poco de
paciencia.

Cada vez que Max me ha prometido algo lo ha cumplido y nunca antes había
prometido comprarme, lo único que hacía era excusarse por no poder hacerlo.

Quisiera decir que me siento emocionada pero no lo estoy, sé que él va a cumplir su
palabra en algún momento, probablemente le tome tiempo pero lo hará y cuando me vaya con él encontraré la forma de que me libere. Ese siempre ha sido mi plan.

—Gracias Maxi, no hay nada en este mundo que desee más que irme de aquí contigo y no volver a separarnos.

Mis palabras iluminan el rostro arrugado de Max, no sé cuántos años tiene, seguro es más joven que Domm, pero una vida de excesos le ha pasado factura a su cuerpo.
Él me besa y acaricia delicadamente, a veces es tierno a veces apasionado, de
cualquiera de las dos formas es demasiado aburrido para mí, incluso más que Domm.

ซ่อง | | 𝖡𝗂𝖻𝗅𝖾𝖡𝗎𝗂𝗅𝖽Where stories live. Discover now